Una mañana de junio de 2005, los guardias del Museo Nacional de Bellas Artes notaron que una millonaria escultura de Auguste Rodin, había sido robada. 24 horas después, un tímido estudiante de arte regresa la pieza argumentando que la había robado como parte de un proyecto artístico en que quería comprobar que “una obra de arte estaba más presente no estando”.
Doce años más tarde, el cineasta Cristóbal Valenzuela indaga en el famoso robo entrevistando a artistas, abogados, teóricos y al propio protagonista del hurto. Robar a Rodin, producido por la destacada documentalista María Paz González y recientemente premiado como Mejor Documental Latinoamericano en FICViña, funciona como “un relato detectivesco que nos permite ironizar sobre el estado del arte contemporáneo y las contradicciones del quehacer artístico”.
El jueves 16 de noviembre estará presente, en el auditorio de Santo Tomás, María Paz González, quien es oriunda de Temuco y está a cargo de la producción de Robar a Rodin. La función es a las 19:00 horas, y la entrada tiene un valor general de $1.000 y $500 para estudiantes.
La investigación duró seis años en los que contactaron a decenas de personajes implicados en la historia. El director cuenta que “varios no quisieron hablarnos, entre ellos los guardias del Museo Nacional de Bellas Artes. Sólo uno aceptó y creo que sólo lo hizo porque es evangélico. Al protagonista nos costó encontrarlo. Había cambiado de nombre, de Luis Onfray a Emilio Fabres, del primer al segundo nombre, del primer al segundo apellido. Cuando dimos con él se mostró muy colaborativo. Vio en este proyecto una oportunidad de explicarse y expresarse como artista. Nunca antes le habían dado una ventana así”, dice Valenzuela.
Robar a Rodin es una historia policial y reflexiva abordada con mucho humor, y que ha despertado gran interés del público que ha visto la película, premiada como Mejor Documental Latinoamericano en FICViña y Mención especial del jurado en la Competencia de Cine Chileno de Sanfic. “Se sorprenden con la historia y se ríen un montón. En los festivales que hemos pasado hay carcajadas cosa que no esperábamos, aunque sabíamos que era divertida. Es una película que busca aproximarse al universo del arte desde una perspectiva bien particular. Puede resultar de interés para los teóricos del arte, pero también para el público masivo que alguna vez va al museo y muchas veces no entiende bien de qué se trata el arte contemporáneo. Esta película no intenta dar respuestas, pero si repasa el caso de un robo que nos abre varias preguntas sobre el arte, las obras y los artistas”.
Miradoc es financiado por el Programa de Intermediación Cultural, Convocatoria 2016; y el Fondo de Fomento Audiovisual, Convocatoria 2016; del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
La película Robar a Rodin cuenta con el apoyo del Fondo Audiovisual del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, Programa Distribución Audiovisual de Corfo y el Programa Banco Estado de Fomento al Cine Chileno.