Escribe: Eduardo Quinteros Rodríguez, director de Asuntos Estudiantiles de Santo Tomás Temuco.
Terminó la primera temporada de lo que fue una verdadera novela en la cual ocho candidatos, desde su propia vereda política, buscaron por mérito, alcance, “preparación” o experiencia llegar a la Moneda y ocupar el sillón presidencial.
Poca novedad en algunos programas de candidatos y nulos programas en otros casos, sin embargo, como sea que se presentasen, llevaron a un total de 6.699.627 a las urnas dentro del país y fuera de este, lo que fue un hito además para nuestro proceso democrático de elecciones.
Los recuentos y análisis políticos post las elecciones recién realizadas dan para mucho, y por qué no aprovecharme de esto para emitir una pincelada de opiniones con las últimas informaciones a las que hemos podido acceder. La “Centro Izquierda” acusa la inexistencia de opciones de repuntar el 36% obtenido por Sebastián Piñera y la suma de sus dos mayorías los alza en una ajustada competencia; la “Centro Derecha”, por su parte, arremete con mayorías en regiones a lo largo de Chile, con una gran representación en ambas cámaras del Congreso, lo que es muy positivo pensando en un posible gobierno piñerista.
Ahora, en la realidad ambos candidatos están en la obligación de conquistar al no votante, al desentendido de este primer proceso para asegurar más aún su posición. Sin embargo el principal desafío hoy lo tiene la llamada “Centro Izquierda”.
Luego de enfrentar a ocho candidaturas, dos claramente más conservadoras y orientadas a la centro derecha y a la derecha dura de nuestro país, nos quedamos por el otro lado con 6 candidatos que profesaban ideales desde la centro izquierda más conservadora hasta el extremo más duro en su línea política. Sus discursos y campañas estuvieron marcados por, principalmente, las diferencias de forma y fondo en cada uno de ellos, donde además en su mayoría no homologaron sus propuestas (esto dejando fuera además descalificaciones características que a mi criterio están muy alejadas de lo que buscamos en la política de hoy) dando más una impresión de división que de unión en el conglomerado.
Es esta diversidad política la que presenta el principal problema. Hoy la izquierda más dura acusa a Guillier de ser parte de la derecha o neo derecha de nuestro país, mientras que la segunda mayoría de la centro izquierda, el Frente Amplio, si bien su figura presidencial reconoce su apoyo al candidato de la Fuerza de la Mayoría, convive con sectores más duros del mismo FA que no conciben dar su voto a Guillier y, de hacerlo, estarían votando su discurso y bandera de lucha al piso.
Trabajo doble para los comandos y líderes del mismo sector, Boric y Jackson, quienes ya han reconocido no será fácil empujar al voto en esta segunda instancia.
El desafío es obvio y me imagino que con los distintos comandos y conglomerados acompañados de sus lumbreras estratégicas lo tiene asumido. Un conflicto entre lo que se dijo y el cómo se va a actuar, entre lo que presentamos y cómo lo cerramos.
Con estas y muchas más interrogantes damos inicio al final de temporada, que va a estar tan interesante como la mejor serie-novela que se pueda estar transmitiendo… La invitación es a no solo ser espectador, sino protagonista: vote y elija cómo quiere que termine esta tremenda fiesta que nos entrega la democracia.