Escribe: Patricio Ramírez, coordinador Observatorio Económico y Social Universidad de La Frontera.
A propósito del Plan Impulso Araucanía, y de la importante cantidad de recursos que se inyectarán a la región para inversión y gasto público, y considerando el rezago socioeconómico regional de varios años, vale la pena poner énfasis en la eficiencia y focalización en especial del gasto público. En este plano, los resultados regionales la encuesta Casen 2017 constituyen una buena orientación.
La Región de La Araucanía es la más pobre del país, tanto por ingresos como en pobreza multidimensional. Las brechas respecto al promedio país siguen siendo altas, lo que requiere de mayores esfuerzos, mayor focalización y mayor eficiencia de las políticas públicas locales.
Los resultados de pobreza multidimensional son una buena herramienta de focalización de los recursos y políticas públicas para atacar la pobreza desde sus dimensiones de origen. Las cinco dimensiones incluidas en la medición 2017 nos entregan una clara radiografía de la pobreza regional, que nos permite saber dónde están las mayores carencias y rezagos, para así direccionar mejor las estrategias, recursos y acciones; con lo cual debiera lograrse mejor focalización y eficiencia en el uso de los recursos. Sabemos que en La Araucanía prácticamente 1 de cada cuatro hogares está en situación de pobreza multidimensional, y que tres de las cinco dimensiones son las responsables en mayor medida de la alta pobreza que exhibe la región, las que en orden de importancia son: Vivienda y Entorno; Trabajo y Seguridad Social; y Educación. Estas tres dimensiones contribuyen en un 90,3% a la pobreza regional. Y que las carencias son más pronunciadas en la zona rural que en la urbana. Ahí está la hoja de ruta para las políticas públicas y sociales de la región.
Los datos revelan por ejemplo importantes problemas de acceso y calidad de vivienda en la región (dimensión Vivienda y entorno). Un 21,1% de los hogares tiene carencias en cuanto a habitabilidad de la vivienda, es decir, problemas de hacinamiento y precariedad de la misma. Un 18,2% de los hogares tiene carencias en cuanto a servicios sanitarios básicos en su vivienda.
En la dimensión de Trabajo y seguridad social; tenemos que en un 33,8% de los hogares de la región, al menos uno de sus integrantes ocupados no cotiza en el sistema previsional (promedio país: 30,7%). Un 9,1% de los hogares tiene a alguien desocupado involuntariamente. Un 11,3% de los hogares tiene a un integrante en edad de jubilar pero que no recibe pensión ni otros ingresos.
En la dimensión Educación; tenemos que un 38,9% de los hogares de la región cuenta con un integrante que no tiene los años de escolaridad obligatorios por ley según su edad (promedio país: 29,4%).