Escribe: Narcisa Lezano Barriga, poetisa.
Sí, también critico a la Teletón de la forma en que se realiza porque se muestra muy comercialmente. Pero mi crítica disminuye cuando veo los positivos resultados por la valiosa ayuda que ella brinda a niños y a jóvenes a través de los tratamientos médicos, aparatos ortopédicos y el acompañamiento a las familias.
Aunque también quisiera que dicha ayuda también se la brindaran a los niños y a los jóvenes con discapacidad mental más severa, pues ellos, al no tener tratamiento, su condición física los hace postrarse aún más cada día al no contar sus familias con recursos económicos necesarios para así brindarle la ayuda en medicamentos, alimentos especiales y pañales. Por lo mismo, las llamadas pensiones solidarias, deberían ser más altas para todas estas personas y por ende para sus familias.
Pero no podemos exigir que todo lo haga la Teletón si el Estado de Chile no se hace cargo de esta delicada situación a través del Ministerio de Salud, quien debería brindar una atención más expedita en los tratamientos de kinesiología, sicólogos y ayudas técnicas.
Más aún, los parlamentarios, igual tienen mucha responsabilidad al hacer leyes mal hechas, de las cuales se aprovechan las mismas autoridades de los vacíos legales. Como también, sin respeto alguno hacia las personas con discapacidad, no solo hay parlamentarios que con una gran publicidad regalan sillas de ruedas de mala calidad. Soy testigo, en donde varias veces que todo lo que tiene que ver con personas con discapacidad lo dejan para el final del quehacer comunal, pues aún se ven calles y edificios sin acceso y no hay dos estacionamientos para personas con discapacidad cada tres cuadras como dice la ley. Los profesores de Enseñanza Diferencial han hecho siempre una admirable labor de inclusión en lo educacional, pero ella queda caducada cuando Ley de Inclusión Laboral está muy lejos de cumplirse, al no estar aptos tanto los trabajos como igual los mismos lugares laborales de difícil acceso.
Además, no podemos considerarnos totalmente un país solidario si sigue existiendo una tremenda discriminación hacía las personas con discapacidad. Lamentablemente dicha discriminación es transversal en lo político, en lo social, en lo religioso y en lo cultural y que por ello impide una inclusión como realmente debería ser siempre.
Por todo ello ¿Qué hay más allá de la Teletón? Si no nos sirve de nada aquellos discursos de buena crianza durante las campañas políticas y durante la Teletón si no actuamos todo el año con más humanismo y brindamos la ayuda necesaria a los niños y a los jóvenes con discapacidad. Sin pensar también que las personas adultas mayores están viviendo más, pero no en buenas condiciones de salud y cuentan con muy pocos recursos económicos para vivir, pues brindar una mejor calidad de vida a todos aquellos compatriotas que lo necesitan es responsabilidad del Estado de Chile que somos todos nosotros y que por soberbia lo olvidamos.