Productores lecheros reciben recomendaciones ante falta de lluvias en praderas

El riego en praderas es la mejor herramienta que puede disponer el agricultor, siempre y cuando se realice de manera constante entre la primavera intermedia-tardía, la época estival e incluso el inicio de otoño, dependiendo de las condiciones de humedad del suelo. Esto permite mejorar el crecimiento de la pradera.

Es entre los agricultores dedicados a la producción lechera donde se ha notado preocupación, debido a que las altas temperaturas presentadas durante el verano influyen en la falta de agua en las praderas, principal fuente de alimentación del ganado lechero. Esto, de acuerdo a  un reporte del Instituto de Investigaciones Agropecuarias del Ministerio de Agricultura (INIA).

Al respecto, en dicho reporte también se explica que las praderas del sur de Chile presentan una gran variedad de especies forrajeras, cada una de ellas con distintas temperaturas óptimas de crecimiento, pero que bordean un rango entre 18 a 21 ºC. Sobre estas temperaturas, las gramíneas forrajeras comienzan a disminuir su crecimiento, reduciéndose prácticamente a cero con temperaturas más elevadas.

Las altas temperaturas registradas especialmente en los primeros días de febrero y las escasas precipitaciones que se produjeron en la zona sur, entre las regiones de La Araucanía y Los Lagos, han significado una reducción en la productividad y en el crecimiento de las praderas de secano. En términos de calidad del forraje, debido al lapso de tiempo en que se registraron estas temperaturas, es esperable un aumento en el porcentaje de materia seca y el nivel de fibra.

PASTOREO

El riego en praderas es la mejor herramienta que puede disponer el agricultor, siempre y cuando se realice de manera constante entre la primavera intermedia-tardía, la época estival e incluso el inicio de otoño, dependiendo de las condiciones de humedad del suelo. Esto permite mejorar el crecimiento de la pradera. Sin embargo, también debe complementarse con criterios de utilización que permitan a la pradera recuperarse posterior al pastoreo, dejando residuos cercanos a 6 ó 7 cm para de esta manera evitar el sobrepastoreo.

Predios que no cuenten con riego, según el referido reporte del INIA, deben alargar la rotación de pastoreo desde 30 a incluso 40-50 días en casos extremos, permitiendo de esta manera la recuperación de la pradera. Independiente de la situación tecnológica de cada agricultor, deben recurrir de manera constante a las diversas fuentes de información meteorológica disponibles, y de esta manera tomar decisiones con la debida antelación, ya que la toma de acciones posterior a un evento de altas temperaturas no será muy efectivo.

Téngase presente además que una opción para el provechoso manejo de praderas es la siembra y utilización de especies forrajeras que soporten de mejor manera el estrés calórico e hídrico, y que cuentan con un sistema radicular más profundo respecto a ballica perenne, la gramínea más utilizada en el sur de Chile. Esto les permite obtener agua a una mayor profundidad, destacando como alternativas más resistentes al déficit hídrico y altas temperaturas las gramíneas festuca y bromo, y la leguminosa alfalfa.

FERTILIZACION

No es común la utilización de productos químicos para evitar los efectos de las altas temperaturas y del déficit hídrico en praderas. En el caso de la fertilización, esta se debió haber realizado en la primavera pasada, no siendo recomendable la fertilización en la época estival debido al bajo contenido de humedad del suelo y al bajo crecimiento de la pradera.

También se da a conocer en el reporte del INIA que, durante el verano y en presencia de déficit hídrico, las praderas tienen una menor calidad nutricional dado por un menor contenido de proteína y energía y un mayor nivel de fibra. Esto se traduce en que de manera progresiva se va perdiendo de la digestibilidad de la pradera y se limitan los niveles de consumo. En consecuencia, en esta época las dietas en base a pradera son deficitarias nutricionalmente para los requerimientos de vacas en producción.

En estas condiciones, es necesaria la suplementación con cultivos suplementarios o forrajes conservados y concentrados para cubrir los requerimientos de materia seca, proteína y energía de los animales. Además, es crucial proveer una fuente permanente de agua limpia y fresca para evitar la deshidratación de las vacas. Es importante proveer lugares sombreados donde los animales puedan resguardarse del calor durante los momentos de mayor temperatura del día y así evitar las consecuencias de episodios de estrés calórico.

Cabe destacar que el referido reporte fue desarrollado por Camila Muñoz y Cristian Moscoso, investigadores del Centro INIA Remehue.

 

Por Sergio Peña Herrera.