Determinar las condiciones climáticas de desarrollo de la Nalca, creando un protocolo de manejo y conservación sustentable; y, además, recopilar información – con investigación antropológica – para el desarrollo de 14 recetas gastronómicas que potencian el sabor de la planta.
Tales son las líneas de acción propuestas en el plan operativo gestionado por de la agrónoma e investigadora de la Universidad Católica de Temuco (UCT), Gina Lionelli. Lo anterior, en relación a que la Nalca es una planta medicinal que crece cerca de ríos y mares y en el sector Monkul de la Comunidad Indígena Mateo Nahuelpán, comuna de Carahue, Región de La Araucanía existe uno de los humedales que oxigena este alimento ancestral en la región de La Araucanía. Sin embargo, dado el peligro de preservación del vegetal autóctono, las diez familias de la comunidad decidieron, a través de un proyecto con la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura, resguardar y conservar la especie.
La presidenta de la Comunidad Mateo Nahuelpan de Carahue, Estela Nahuelpan, dice que el proyecto “sirvió para conocer otra forma de reproducción más amigables con el entorno, evitando la destrucción de la planta. Vimos resultados óptimos y posibles de desarrollar en distintos lugares, lo cual es muy bueno. Además, nos permitió entender los ciclos de las plantas, practicarlos y respetarlos. El proyecto también generó un impacto en los turistas que suelen visitar el Muelle Monkul con sus características visitas guiadas al humedal, degustación de comida típica y conexión con el ecosistema.
“Antes del proyecto, las familias tenían la costumbre de recolectar la planta sin un tratamiento que permitiera la conservación de las semillas. Entonces, se les capacitó sobre cosecha adecuada, protocolo de secado y finalmente un sistema de siembra, germinación y trasplante, además de acondicionamiento en viveros. Hicimos un pequeño invernadero y sombreadero. En dos años se lograron plantas de 50 centímetros de altura, muy resistentes a condiciones adversas de suelo y clima”, comentó Gina Lionelli.
La segunda línea de trabajo, dirigida especialmente a las mujeres de la Cooperativa de Turismo Monkul Newenko, se centró en estudiar las características nutricionales y sus beneficios para el consumo humano y así permitir revalorizar la Nalca como un recurso agroalimentario. Gracias a la colaboración de una antropóloga que conversó con cada una de las personas, se elaboraron 14 recetas donde la planta con fines medicinales fue el ingrediente principal: salsas, ensaladas, jugos y postres fueron las propuestas.
Téngase presente que, para la cultura mapuche lafquenche, la Nalca es considerada una especie madre porque al existir permite que otras sigan viviendo gracias a su aporte hídrico. Concepto que se condice con palabra mapuzungun Monkul – lugar donde se realizó la investigación – que significa en castellano “encuentro de muchas aguas”.
Según se informó, Monkul es un lugar visitado por turistas que buscan un encuentro con la cultura mapuche a través de la naturaleza. Y trabajar en la recuperación de la Nalca ha causado más respeto hacia la comunidad porque es una prueba de que sí se esta pensando en algo concreto por resguardar las tradiciones. El producto nativo, con valor agregado e innovación, es una invitación a conocer la comunidad.
En opinión del representante de la Fundación para la Innovación Agraria del Ministerio de Agricultura (FIA) en la región de La Araucanía, José Rüth: “Agregar valor a un producto que está en la memoria colectiva del territorio es un paso importante para continuar por el camino de la innovación con resultados positivos para el sector silvoagropecuario. Todos quienes hemos comprado la Nalca en la clásica bolsita con sal sabemos lo valioso que es para el patrimonio gastronómico la iniciativa”.
Por Sergio Peña Herrera.