“Innovar, identificar nuevas oportunidades y optar a nuevas tecnologías; Anticipar y detectar cambios relevantes en el entorno de las empresas y tomar decisiones; Comparar, reconocer puntos fuertes y debilidades de la competencia estos antecedentes permitirán definir de mejor forma la oferta de los servicios de VT (Vigilancia Tecnológica) e IC (Inteligencia Competitiva) que se debe proporcionar a las PYMES (pequeñas y medianas empresas) y microempresas”.
Tales son las necesidades expuestas dentro de los resultados obtenidos en la investigación denominada “Diseño e implementación de una unidad de vigilancia tecnológica e inteligencia competitiva” y hecha por Carlos Villarroel, Alessandro Comai, Vesna Karmelic-Pavlov, Antonella Fernández y Catalina Arriagada, en la cual se presenta la Unidad de Vigilancia Tecnológica e Inteligencia Competitiva (UVITIC) que fue desarrollada en 2011 gracias a la gestión conjunta entre el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional y la Universidad de Tarapacá en Arica.
En dicha investigación se expone además que la iniciativa propuesta se enfoca a aumentar la actividad económica regional, como consecuencia de identificación y aprovechamiento de oportunidades que se detectarán en los mercados nacionales e internacionales; Aumento del número de convenios de colaboración, nacionales e internacionales, para la creación de posibles consorcios orientados al desarrollo de proyectos innovadores, establecimiento de nuevos modelos de negocios; Una mayor disponibilidad de argumentos para incorporar nuevas actividades económicas en la región, utilizando adecuadamente y en mayor proporción los recursos necesarios para transformar la oportunidad en una idea de negocios.
En relación con eso, en el diseño de un modelo de vigilancia tecnológica e inteligencia competitiva que desarrolló en el 2018 para la Universidad Técnica Federico Santa María, Marcela Paz Riquelme Herrera expone dentro de las conclusiones y recomendaciones que: “La innovación tecnológica, a través de la transferencia tecnológica, vincula la investigación que se desarrolla en centros generadores de conocimiento, como son las instituciones de educación superior, con las necesidades de la sociedad que se traducen en desafíos tecnológicos y/o de innovación para las empresas de sectores relevantes tanto a nivel nacional como internacional. En este sentido, las Universidades y centros generadores de conocimiento deberían monitorear sistemáticamente el mercado, las nuevas tecnologías, los competidores, nuevas fuentes de información, entre otros focos estratégicos, con el objetivo de reconocer las necesidades existentes en la industria y su entorno, lo que permitirá identificar nuevas oportunidades en base a los recursos disponibles para la toma de decisiones estratégicas”.
La investigadora destaca también que: “Pese a que se reconoce la importancia de la vigilancia tecnológica y la inteligencia competitiva en el desarrollo de la I+D+i (Innovación + Desarrollo+ innovación), actualmente existen prácticas reactivas en relación a la vigilancia tecnológica, al no generar estrategias planificadas, sino que por el contrario, desarrollar acciones determinadas por la contingencia o por temas emergentes, limitando la posibilidad de detectar oportunidades para innovar, proyectar y abordar entornos altamente dinámicos que se encuentran en el contexto global. Muchas veces se pierden recursos trabajando en innovaciones o proyectos que ya están patentados y se debe al desconocimiento de los beneficios que genera la vigilancia tecnológica”.
Útil es considerar también en ésta temática lo siguiente: En un documento de trabajo presentado ante el Congreso Internacional sobre Vigilancia e Inteligencia Sistemática para la innovación en las Organizaciones VISIO 2018 , denominado “Instalando la vigilancia tecnológica en la Universidad de La Frontera (UFRO), una experiencia al sur del mundo”, Fabiola Vásquez Miranda, coordinadora de Transferencia Tecnológica UTT Universidad de La Frontera y Sergio Sandoval Opazo, agente de Innovación UTT-UFRO, explican por su parte que: “Hace tan solo 5 años en Chile comenzó a hablarse de “vigilancia tecnológica (VT)” como proceso. Las primeras conversaciones y unificación de criterios de lo que se entendía por vigilancia tecnológica, se dio entre profesionales que trabajaban asociados al área de innovación y transferencia tecnológica de 16 universidades chilenas. Conversaciones que se desarrollaron en el marco del funcionamiento de la Red de Gestores Tecnológicos de Chile (Red GT), corporación sin fines de lucro que desarrolla propuestas y acciones tendientes a favorecer la transferencia tecnológica nacional, desde las universidades u organismos público-privados que generan I+D, al sector productivo, y que tiene por misión desarrollar acciones transversales que promuevan la transferencia tecnológica en Chile, siendo un interlocutor válido en la vinculación entre universidad-empresa-gobierno”.
Y ya que se habla de poner la tecnología al servicio de la sociedad, de los sectores productivos, mediante coordinaciones entre servicios gubernamentales e instituciones de educación superior, válido es exponer en éste punto que, en opinión de Thomas Durand, investigador del Conservatoire National des Arts et Métiers de Francia : “El desarrollo de inteligencia tecnológica requiere una actividad sistemática de vigilancia y monitoreo. Es una tarea esencial de la administración que la organización escanee el entorno, busque avances científicos y nuevas opciones tecnológicas, evalúe los riesgos asociados y los beneficios potenciales, monitoree los movimientos estratégicos de los competidores para seguir qué tecnología seleccionan, intercambiando con los proveedores sobre sus propios perspectivas, escuchar a los clientes para probar nuevas ideas, recopilar sus sugerencias y validar las necesidades funcionales, dado lo que ahora puede ser factible debido al potencial que ofrecen las nuevas opciones tecnológicas, etc”.
Agrega Durand que: “La Inteligencia Tecnológica (IT) recurre a métodos (encuestas y prospectivas), aprovechando una variedad de fuentes para entregar insumos para el proceso de la estrategia (cuando se trata de decidir qué tecnologías usar en el negocio: nuevas ofertas / procesos internos) y para el proceso de innovación (tanto como una fuente de ideas y competencias novedosas, y para evaluar el valor potencial de las propuestas de innovación). Las actividades de IT requieren la contribución de varias partes de la organización, bajo un monitoreo central, típicamente de Investigación + Desarrollo o preferiblemente de un gerente encargado de tecnologías. Las entregas de reportes derivados de las actividades de IT pueden formatearse de varias maneras (lista y descripción de tecnologías prometedoras, árboles de doble tecnología, hojas de ruta, evaluaciones de hacer/cooperar/comprar para acceder a las tecnologías y la competencia técnica), pero un punto clave es asegurarse que los resultados de IT se comuniquen y dirijan adecuadamente para informar los procesos de toma de decisiones siempre que la tecnología esté involucrada”.
Por Sergio Peña Herrera.