“Desde la academia podemos aportar para transformar la región en un polo de desarrollo de ciencia aplicada para la generación de nuevo conocimiento” explicó el Dr. Carlos Peña, investigador de la Universidad Autónoma de Chile sede Temuco, quien junto a la Dra. María Luisa Valenzuela y un equipo de investigadores se adjudicaron un proyecto regional para el desarrollo local de investigación y desarrollo colaborativos con pequeñas y medianas empresas para trabajar con cultivos de lupino dulce (Lupinus angustifolius) y alforfón (Fagopyrum esculentum).
Según explicó, el lupino dulce es una leguminosa de elevado contenido proteico y que en Chile se usa principalmente para desarrollar alimento para animales o en la industria del salmón. “Es un cultivo muy noble al que, desafortunadamente, se le agrega poco valor por un estigma social que asocia esta leguminosa con los sectores más desfavorecidos de la sociedad, lo que se potencia con falta de información sobre sus enormes beneficios alimentarios. En Europa, Estados Unidos y Medio Oriente, es una materia prima muy apreciada para la generación de alimentos de alto valor agregado”, destacó el Dr. Carlos Peña.
Además, el alforfón o trigo sarraceno, es un tipo de cereal que no contiene gluten, por lo que puede ser consumido por los celiacos e intolerantes no severos. En éste sentido, agregó Peña: “Al igual que lupino, en mercados europeos y estadounidenses se comercializa mayoritariamente como alimento procesado, aparte de materia prima o harina”.
Ambos alimentos tienen un alto valor nutricional y son considerados como alimentos funcionales porque poseen un elevado contenido en saponinas y fagomina, respectivamente. Las saponinas son antioxidantes muy efectivos contra la formación de radicales libres, mientras que fagomina es un iminoazucar inhibidor de la alfa-glucosidasa, evita el aumento exagerado de la glicemia después de las comidas en pacientes diabéticos.
El proyecto caracterizará química y nutricionalmente a ambos cultivos para utilizarlos como materias primas de alimentos con distinto nivel de procesamiento, listos para el consumo humano. “Adicionalmente realizaremos la validación de las propiedades funcionales mediante simulaciones de digestión, algo que en Chile prácticamente no se hace. Para luego determinar el nivel de satisfacción de los consumidores y establecer un modelo de negocios que permita una estrategia éxitos de comercialización y sustentabilidad en el tiempo de los productos”, comentó el Dr. Carlos Peña.
Sobre el concepto de alimento funcional, se informó que son alimentos que, en general, contribuyen a prevenir o retrasar drásticamente la aparición de cinco tipos de enfermedades: cardiovasculares como la formación de placas ateroscleróticas; metabólicas como la diabetes; respiratoria crónica como el asma; neoplasias; y neurodegenerativas como el Parkinson o el Alzheimer.