Un esguince por resbalarse al lado de la piscina. El corte de un dedo por una reparación casera. La caída de un niño por estar corriendo en la playa o el parque. Estas heridas y dolencias son cotidianas y nos recuerdan la importancia de tener a mano un botiquín de primeros auxilios que nos ayude a sobrellevar los pequeños accidentes del día a día.
Pero, ¿qué debe contener? ¿Deben ser los mismos elementos si viajamos de vacaciones? ¿Cuándo es necesario actualizar su contenido? Para Paula Molina, químico farmacéutico de Farmacias Ahumada, el contenido de éste debe permitirnos hacer frente a situaciones de urgencia que pueden presentarse en nuestro entorno, por lo que su composición dependerá de las circunstancias; vale decir, si lo mantenemos en casa o lo necesitamos para realizar un viaje.
“En el caso de las lesiones que se dan en el hogar, las principales son las caídas, los traumatismos, cortes y quemaduras. De hecho, en el último caso, más del 70% se producen en el hogar. En este sentido, un buen botiquín debe contener medicamentos y material sanitario necesario para atender y aliviar síntomas leves o trastornos menores”, señala la farmacéutica.
ELEMENTOS
Por lo tanto, no podemos olvidar elementos como: material sanitario, o productos que se emplean –principalmente, cuando hay heridas, caídas o torceduras. Algodón, gasas o apósitos estériles, alcohol, agua oxigenada, vendas elásticas, suero fisiológico, tijeras, cintas adhesivas, parches, suturas, férulas y tablillas para inmovilizar dedos, son algunos de ellos.
Tampoco medicamentos que se utilicen para aliviar una dolencia puntual, como analgésicos, antiinflamatorios, antidiarreicos, mucolíticos, laxantes, antiácidos, fármacos anti-cinetosis (para evitar mareos), antitusígenos, antiácidos, expectorantes, sales de rehidratación, colirio para los ojos y, siempre, un termómetro.
En este sentido, Molina enfatiza la importancia de que tanto el botiquín que se mantenga en el hogar como el que se puede llevar durante las vacaciones contengan elementos similares aunque, en el segundo caso, el destino será determinante para agregar ciertos productos. “Si estamos en verano y vamos a sectores húmedos o cerca de ríos y lagos, no podemos olvidar agregar desinfectantes de agua, repelentes de insectos, protectores solares, lociones para aliviar quemaduras solares, antipalúdicos –o fármacos para la prevención y tratamiento de la malaria-, antibióticos (siempre con receta médica) y antihistamínicos, por posibles reacciones alérgicas”, indica.
Asimismo, y en todos los casos, “se debe procurar contar con medicamentos especializados para quienes sufran patologías crónicas como diabetes, hipertensión, asma o alergias, con el fin de evitar agravamientos por posibles episodios de descompensación”, enfatiza Molina.
También es fundamental conocer los elementos que no debe contener, como medicamentos fuera de sus cajas o caducados. “Es importante revisar la fecha de vencimiento de los fármacos. Si éstos ya pasaron la fecha de caducidad indicada en la caja, deben eliminarse. Por eso es importante conservarlos en sus envases originales. También se debe revisar el estado de tijeras o pinzas, asegurándose que no estén oxidadas. Y en tiempos de pandemia, debe contener mascarillas y alcohol gel”, destaca la farmacéutica.
Por último, Molina indica que éste debe estar ubicado en un lugar de rápido acceso, además de fresco y alejado de la luz directa. “No olvidemos que vivimos en un país donde podemos enfrentar una catástrofe natural en cualquier momento. El botiquín también es un elemento fundamental en este tipo de emergencias, por lo que debe estar ubicado en un lugar de fácil acceso para un adulto, sobre todo, en caso que se deba evacuar de la zona de peligro”, finalizó.