Escribe: Patricio Ramírez, coordinador Observatorio Económico y Social
Universidad de La Frontera.
La tasa de desocupación en La Araucanía cerró 2020 con un 9,7% la más alta en 10 años, mostrando los efectos del Covid-19 sobre el mercado laboral regional, que trajo varios récords negativos dejando a 2020 como el de peores registros en indicadores de empleo de la última década.
La tasa de desocupación regional de 9,7% se tradujo en un total de 37.470 personas desocupadas; aumentando en comparación a 2019 cuando el total de desocupados alcanzó las 33.050 personas (incremento de 4.420 desocupados, equivalente a 13,4%). Se evidencia en 2020 un marcado deterioro en el mercado laboral regional respecto al año anterior, tanto en la tasa de desocupación como el número de desocupados, donde ambos indicadores registraron significativos aumentos.
La crisis sanitaria del Covid-19 desde sus inicios en marzo 2020 dejaron sentir sus efectos negativos en la economía regional y en el empleo, haciendo que el balance del empleo 2020 arroje las peores cifras de los últimos 10 años.
Otro indicador que acusó recibo de la crisis laboral en 2020 fue la participación laboral (número de personas en la fuerza de trabajo expresado como porcentaje de la población en edad de trabajar) que terminó el año en un 48,4% la menor registrada desde 2010. Esto significa que, durante 2020, del total de personas en edad de trabajar, apenas el 48,4% (es decir, menos de la mitad) se encontraba participando en el mercado del trabajo como ocupado o desocupado.
Lo anterior significa un grave retroceso en inserción laboral, que ubicó a La Araucanía en 2020 como la región con la participación laboral más baja del país.
Aunque la variable más golpeada fue la creación de empleo, ya que durante 2020 se destruyeron más de 82 mil puestos de trabajo en comparación al año anterior, equivalente a casi un quinto del total de ocupados, la mayor caída en los ocupados experimentada por la región en la última década, convirtiendo de paso a La Araucanía como la segunda región con mayores caídas de ocupados a nivel país en el último año.
La pérdida de empleos fue transversal a la mayoría de los sectores económicos, donde 16 de las 21 ramas de actividad económica mostraron caídas anuales en los ocupados, las que fueron encabezadas por Agricultura; Comercio; y Enseñanza; las que presentaron disminuciones de 20,4 mil, 18,2 mil, y 15,3 mil ocupados interanuales respectivamente. En cuanto a categoría de la ocupación, los asalariados del sector privado fueron los más golpeados con destrucción de plazas laborales anotando una disminución de más de 42 mil ocupados respecto a 2019; seguidos de los trabajadores por cuenta propia que disminuyeron en más de 26 mil en relación al año anterior. Cabe mencionar que todas las categorías anotaron bajas en ocupados.
Típicamente en las crisis económicas es esperable la caída del empleo asalariado formal, pero a veces se aminora el efecto con un alza del empleo informal. Lamentablemente las características de esta crisis sanitaria-económica hicieron caer en la región tanto el empleo formal como informal mostrando el fuerte y transversal impacto de la pandemia sobre el empleo.
Las perspectivas para 2021 son conservadoras para el primer semestre y estarán condicionadas en parte al avance y control del covid-19 y a las medidas de restricciones sanitarias que permitan la actividad económica y productiva. Para el segundo semestre se observa un mejor panorama conforme a la evolución de un escenario base central de progresivo retorno a las actividades.