El cambio climático se ha convertido en una oportunidad para el rubro hortícola en nuestra región, ya que ha permitido establecer nuevas especies con alto potencial para la industria. Se trata de kale y romanesco, dos hortalizas que el Centro de Investigación Inia Carillanca está evaluando en el contexto del Programa Gore Inia “Mejoramiento de la competitividad del rubro hortícola en La Araucanía, con el propósito de transformar a la región en el proveedor de hortalizas para la zona sur y de exportación”, y que se ejecuta en las comunas de Angol, Renaico, Temuco, Vilcún, Freire, Chochol y Padre Las Casas.
“Este programa, que financiamos como Gobierno Regional y que es ejecutado por Inia, es una opción para el desarrollo de la horticultura, caracterizada por su producción a nivel de pequeños agricultores, de bajo nivel tecnológico, con oferta estacional poco diversificada y una débil inserción comercial. En este sentido, el establecimiento de nuevas especies se presenta como una alternativa importante para mejorar los ingresos de los pequeños productores y además incorporarse con sus productos a la industria”, comentó el intendente, Víctor Manoli,.
“El aporte del Gobierno Regional y el apoyo de sus consejeros con el rubro hortícola, es una muestra del compromiso asumido con la pequeña agricultura de nuestra región, quienes a través de este programa tienen la posibilidad de diversificar, incorporar nuevos cultivos y tecnologías, y sin duda generar importantes ingresos. El kale y romanesco son especies con alto potencial para la industria, las que pueden ser incorporadas por los horticultores a sus sistemas productivos”, dijo Elizabeth Kehr, directora regional de Inia Carillanca.
El kale es una especie de la familia Brassicaceae, al igual que rábanos, repollos y otras hortalizas. Planta bianual que alcanza entre 30 y 100 cm de altura, cuyas hojas se pueden cosechar en forma escalonada, cortando las más antiguas y dejando que las hojas de renuevo ocupen ese espacio de crecimiento. Por lo tanto, es muy importante no cosechar todas las hojas al mismo tiempo, de manera de conservar la planta en crecimiento activo y productivo.
En la temporada, se puede cosechar entre 10 y 12 toneladas por hectárea de hoja fresca. La literatura señala que es rico en vitaminas C, K y A, además de contener altos niveles de fierro y calcio, tiene un nivel elevado de antioxidantes. Tiene 50 Kcal y 2g de fibra dietética por 100g de hojas crudas. Fructosa, glucosa y sacarosa son los principales azúcares solubles que posee la hoja, pero también tiene ácidos orgánicos como lo son cítrico y málico. Además, las hojas son ricas en calcio, potasio y fierro. Valiosos antecedentes sobre esta hortaliza, cuyo consumo es recomendable por su bajo aporte calórico que viene a contribuir a una alimentación saludable.
El interés de establecerla en distintas comunas de la región, es para conocer su adaptación, su alto potencial de antioxidantes, vitaminas y otras propiedades que presenta para la salud humana, además destaca por ser una planta robusta que puede tolerar temperaturas frías bajo punto de congelamiento.
“Actualmente, variedades mejoradas genéticamente e híbridos dominan el mercado de esta especie, pero muchos cultivares tradicionales han sido estudiados para identificar su potencial, caracteres agronómicos específicos y cualidades sensoriales, o atributos químicos beneficiosos para la salud humana. Además, su follaje es rico en nutrientes y otros compuestos bioactivos como vitaminas, minerales y compuestos fenólicos. Es una especie poco difundida en el país, pues solo es cultivada con fines de procesamiento en la zona central por una o dos compañías que exportan como jugo o concentrado. Sin embargo, esta especie por sus características de crecimiento en zonas frías de Europa, tiene potencial como hortaliza fresca en otoño- invierno en algunas zonas del sur de Chile. Actualmente evaluamos el comportamiento de esta especie en cinco zonas agroecológicas en otoño invierno y primavera-verano, lo que nos permitirá contar con producción de kale todo el año”, comenta Maritza Bastías, ingeniero agrónomo del programa Gore-Inia.
El romanesco pertenece también a la familia Brassicaceae. En realidad, es una inflorescencia incapaz de producir flores verdaderas, lo que se cree sucedió a partir del siglo XV. Es una hortaliza con aspecto inusual y muy vistoso de la familia de las coles, que puede cultivarse en huerto si se vive en una zona con clima templado. Posee grandes beneficios para la salud, ya que contiene altos niveles de nutrientes que sanan el organismo, mejoran la salud e impulsan el bienestar general. Ayuda a mejorar la vista, colabora en la salud pulmonar, contribuye con la función cognitiva, reduce la posibilidad de sufrir depresión, alivia el estreñimiento y más. En ella se encuentran buenas dosis de ácido fólico y otras vitaminas del grupo B, concretamente B6 y B2.
“El ácido fólico es fundamental para la síntesis de ADN cuando se crean nuevas células, así como para la producción de glóbulos rojos y blancos, al igual que la B6, que también actúa sobre sustancias que regulan el estado de ánimo e interviene en la producción de energía y el rendimiento muscular. La vitamina B2 complementa la acción antioxidante de la E y participa en la transformación de los alimentos en energía. Entre sus minerales más abundantes están el potasio, el fósforo, el calcio, micronutrientes y otros no mencionados la convierten en un alimento beneficioso para la renovación sanguínea, celular y ósea, la respuesta inmunitaria, el aprovechamiento energético, la protección frente a los radicales libres y la absorción del hierro y calcio”, acota Maritza Bastías de Inia.
El romanesco no se trata de un híbrido entre coliflor y brócoli, sino de una variedad verde de coliflor italiana, que son las más antiguas. Se cultiva sobre todo en Italia, España, la Bretaña francesa y el sur de Inglaterra. España cultiva más del 30% del total europeo, y hoy se evalúa con buenas perspectivas en La Araucanía.
USUARIOS
El trabajo desarrollado con pequeños agricultores de unidades demostrativas en las comunas citadas, han sido tierra fértil para estas nuevas especies, transformándose en una alternativa productiva para los horticultores. “Estamos muy agradecidos de Inia y el Gobierno Regional por darnos la oportunidad de conocer estas hortalizas, que hemos venido trabajando en familia. Sabemos que son muy buenas para la salud de las personas y se dan bien en nuestra tierra. Eso nos pone contentos porque significa que mejorarán nuestros ingresos y podremos diversificar nuestra producción”, comenta Regina Barrales, agricultora del sector Chanquin de Temuco.
Por su parte, Juan Lincopan, productor del sector Maquehue, plantea su entusiasmo con estas nuevas hortalizas. “Mis vecinos vienen a ver lo que estoy haciendo en mi campo con el kale y el romanesco, que gracias a Inia y el Gobierno Regional puedo tener las primeras plantas en mi predio. Aparte de mis betarragas, zanahorias, puerros, acelgas y cilantro, puedo sumar estas especies a mi producción, con todo lo que significa. Sabemos que son hortalizas muy buenas para para la salud de las personas y hoy se busca eso en los alimentos”.
Buenas noticias para la agricultura hortícola de la región, con dos especies de alto potencial y propiedades para la industria alimentaria.