Aunque ha sido parte del paisaje del Maule por millones de años, hoy no es fácil encontrar Ruil en esa región. Y es que, a pesar de su antigüedad, el Ruil tiene algunas características que lo hacen vulnerable. Una de ellas es que solo logra crecer en el clima propio de la zona costera del Maule, de donde es endémico, por lo que su hábitat es muy limitado. De hecho, solo se encuentra en una angosta franja fragmentada de 100 km de largo, entre Cauquenes y Curepto. Por otra parte, la introducción de nuevas especies en la zona y la tala desmedida en los últimos 200 años ha provocado que el árbol pierda su territorio.
Sin embargo, la característica que resultó decisiva en su actual clasificación como especie en peligro crítico de extinción fue su corteza, que es notoriamente menos gruesa que la de otras especies de la zona. Es tan delgada, que le hizo difícil resistir las llamas de los megaincendios que afectaron a la Región del Maule en 2017. En esa oportunidad, se afectó por fuego un 80 % de su distribución, ésta especie pese a quemarse no ha desaparecido, los individuos se están recuperando, creciendo a partir de yemas basales o lignotuber.
De acuerdo con el Ministerio del Medio Ambiente, el Ruil es una de las especies forestales que más se ha reducido en las últimas cuatro décadas en el país. Según datos publicados luego de los megaincendios por Conaf, a nivel nacional existían 350 hectáreas de ruiles.
Como es una especie en peligro, declarada Monumento Natural en 1995, ya desde antes de los incendios CMPC trabajaba en su conservación y disponía de 64 hectáreas con presencia de la especie en un área protegida de 138,8 has de bosque caducifolio maulino. Sin embargo, el fuego dio un puntapié para acelerar el proceso de recuperación de la especie. El área original de protección se amplió a 311 hectáreas, 173 ha más de las que CMPC tenía en 2017. La superficie total bajo el cuidado de la compañía para la recuperación de esta especie equivale a casi la mitad del tamaño de la comuna de San Ramón en la Región Metropolitana.
El árbol, que es de la misma familia del roble y el coihue, tiene una gran importancia para los biólogos, ya que es el representante más primitivo de los Nothofagus, un género que cuenta con 35 especies de árboles en el mundo, 10 de ellos en Chile. Francisco Rodríguez, subgerente de Fibra Sostenible y Conservación de CMPC, quien es uno de los profesionales que ha liderado el plan de recuperación del Ruil, explica: “La especie es considerada como el abuelo de todos los Nothofagus, es el más antiguo evolutivamente hablando. Es como un dinosaurio y el que está con mayor riesgo de desaparecer”. Su nombre científico Nothofagus alessandrii, le fue otorgado debido a que Marcial Espinoza, el investigador que lo clasificó en 1926, se lo dedicó al presidente Arturo Alessandri Palma.
En esta tarea de recuperación del ruil y especies acompañantes, la compañía ha definido pasar de 138,8 a 311,9 hectáreas en el Área de Alto Valor de Conservación del fundo El Desprecio, en la región del Maule. Rodríguez relata que, aunque el fuego afectó a gran parte de la población de ruiles, tuvo el efecto de acelerar el proceso de restauración originalmente planificado: “Se pensaba aumentar la superficie del área de alto valor de conservación en forma progresiva de acuerdo a la cosecha de plantaciones de Pino radiata que estaban al lado de nuestra zona de conservación original de Ruiles de Empedrado, pero al quemarse estas plantaciones el proceso de transformación se inició inmediatamente”.
La estrategia de recuperación contempla el incremento de la superficie e individuos de ruil, tanto en sus predios como en los de terceros, lo que está desarrollando en conjunto con Diálogo Forestal Nacional e instituciones del Estado como Conaf e Infor, entre otras.
Como la especie es endémica de la zona costera del Maule, CMPC ha recolectado semillas de individuos de la misma localidad de Empedrado y a partir de ellas se encuentra produciendo anualmente plantas en su vivero Carlos Douglas de la región del Biobío. Con ello va apoyando el enriquecimiento y recuperación de la especie en las zonas en que la está protegiendo, tierra en que la especie ha habitado por siglos.
El trabajo de restauración del ruil ha contemplado la permanente extracción y eliminación de la regeneración de exóticas como pino radiata, que después del fuego germinó por miles en la superficie en que se está recuperando la especie, amenazando con su competencia el éxito de esta iniciativa. Además, se ha cercado el lugar para prevenir el pastoreo de ganado, que constituye una de las mayores amenazas a la recuperación de este Nothofagus. Junto con ello se ha procedido a la plantación de individuos de ruil, enriqueciendo ciertos sectores con baja presencia de la especie.
Todas estas labores se han venido desarrollando con el apoyo de una empresa de servicios local, que cuenta con la particularidad de que en ella trabajan ya tres generaciones de la familia. Además de estos trabajos de mantención, desde la creación del AAVC, se ha venido trabajando con un grupo de expertos universitarios en el monitoreo y estudio del área, de su flora y fauna. Esta información recabada anualmente, nos permite definir las estrategias de desarrollo del plan de restauración.