Tras la publicación de los datos más actualizados del Producto Interno Bruto a nivel regional por parte del Banco Central, es posible identificar que la producción de La Araucanía se ubicó en el décimo lugar en términos nominales.
Al analizar el crecimiento regional, se identifica que la producción regional se incrementó en un 13,3% entre 2020 y 2021, siendo la variación anual más alta desde el 2013 (año en que se realiza la primera medición de la serie de datos a precios encadenados), sin embargo, se debe precisar que la base de comparación con 2020 es baja debido a los efectos originados por la crisis sanitaria. Aun así, si se comparan las cifras con las relativas al 2019 (previo a la pandemia y en un contexto más normal), igualmente se aprecia un crecimiento de 8,3%, lo que da cuenta de un crecimiento sustancial en la actividad económica durante 2021.
Asimismo, la variación interanual posiciona a la región en cuarto lugar, luego de Ñuble (13,7%), Arica y Parinacota (13,6%) y Metropolitana (13,4%), pero al comparar las cifras no se aprecia una diferencia significativa, situando a La Araucanía como uno de los territorios con mayor crecimiento económico en el país en el último período incluyendo el contexto de pandemia presente aún en 2021.
En 2020 la región había reducido su PIB un 4,4%, siendo la séptima región con mayor retroceso. En este sentido, al comparar la última medición con el escenario pre pandemia en 2019, destaca el turismo, por ser el único sector que aún no recupera sus niveles de producción. Y es que este rubro fue el más perjudicado por las medidas restrictivas que impedían el normal funcionamiento de la actividad económica. Así, en 2021, el PIB del sector alcanzó un 17,1% menos que en 2019, pero con un crecimiento respecto a 2020, dando indicios de una recuperación.
Por otra parte, se visualiza una recuperación en todos los demás sectores que retrocedieron en 2020, por lo que al comparar los niveles de producción entre 2019 y 2021, destaca servicios financieros y empresariales, con un crecimiento bienal del 13,7%, seguido de transporte, información y comunicaciones (6,3%), industria manufacturera (3,9%), servicios personales (3,0%) y construcción (1,2%). La actividad de estos sectores se vio mermada por las medidas de confinamiento en 2020, pero en 2021 recuperaron lo perdido, alcanzando su mayor producción desde 2013.
En tanto, el comercio, uno de los sectores más importantes a nivel regional, creció un 2,3% entre 2019 y 2020 siendo de los pocos sectores en presentar un crecimiento lo que se asocia a lo esencial de algunos de sus subsectores como supermercados, y un alza del 23,1% entre 2020 y 2021, vinculándose esto último a la mayor apertura de los establecimientos comerciales, ligado a las campañas de vacunación y autocuidado, así como a la inyección de liquidez producto de los retiros previsionales y ayudas estatales.
Destaca también el sector vinculado a la energía, que ha presentado un crecimiento sostenido desde el año 2013, a excepción de 2018, en que sólo retrocedió un 0,2%, alcanzando en 2021 un alza de 26% en su producción, lo que se explica por el auge del consumo energético y la instalación de parques eólicos en la región.
Ahora bien, el sector silvoagropecuario, que había presentado un retroceso de 6,4% en su producción el año 2019, en 2020 avanzó un 8,7%, pero en 2021 sólo creció 0,7%, recuperando recién lo perdido en años previos. Asimismo, el sector evidencia desde antes de la pandemia un escenario de crecimiento mínimo o incluso de estancamiento productivo.
La matriz productiva identificada a través del PIB evidencia el auge de los sectores de servicios, con un crecimiento más moderado en las industrias, la construcción, el transporte y logística y un estancamiento en el sector silvoagropecuario, mientras que releva un retroceso importante en el turismo producto del covid (que previo a la pandemia presentaba cifras de crecimiento anual sostenido). Este escenario ya se visualizaba antes de la crisis sanitaria y se aceleró aún más en los últimos dos años relevando un cambio de la matriz productiva regional, con un alto rol de los servicios que permite el progreso del resto de sectores económicos, evidenciando así la intersectorialidad presente en los territorios”.
A criterio de Camilo Rosas, director del Instituto de Desarrollo Local y Regional de La Universidad de La Frontera “es posible identificar que La Araucanía presentó una alta capacidad de resiliencia frente a la crisis sanitaria, con el sostén originado por sectores económicos esenciales para la sociedad y el territorio y que vieron incrementados sus niveles de producción, sin embargo, se debe tener presente que el PIB es sólo un indicador de producción más no de bienestar o desarrollo aun cuando existe una relación entre ambas. En este sentido, el crecimiento originado permite pensar que la región tiene un alto potencial económico que se ha visto tensionado por los desafíos aun presentes en los territorios asociados a los procesos de automatización, revolución industrial, desarrollo de capital humano, reconversión laboral, atracción de inversión privada, reducción de las tensiones sociopolíticas y la inserción de una mirada sustentable en el desarrollo productivo”.
Puntualizó que las cifras finalmente revelan que aun cuando la región presenta un escenario favorable, es necesario seguir trabajando en la reducción de brechas en distintos ámbitos para seguir contribuyendo a una mejora en el bienestar y calidad de vida de las personas en la región.