Iván Illanes, de profesión administrador de empresas y técnico en turismo, tuvo una idea de emprendimiento cuando, debido a la pandemia, le fue insostenible el pago de un arriendo y sueldos de una cafetería y agencia de turismo que tenía junto a su familia en Iquique.
Esta idea consistió en un inicio en un furgón de turismo que fue adaptado como cafetería. “La pandemia y estallido social hizo que cerráramos la agencia de turismo y la cafetería que teníamos en el norte. Hubo que lamentablemente, despedir a siete personas y asumir los costos que conlleva eso. Y con mi señora decidimos reinventarnos usando, en su mayoría, artículos y cosas en desuso y darles una segunda vida. En un furgón recorrimos 32.500 kilómetros en un año, entre Arica y Chiloé. Después de eso decidimos finalmente radicarnos en el sur y proyectarnos en la zona de La Araucanía, la que por clima es más cafetera que el norte”, comenta.
Así, pensaron en algo que llamara mucho la atención y ya radicados en Quepe Rucahue comenzaron una nueva etapa en donde tomaron una Citroneta (Citröen AK6 de 1974), y la convirtieron en cafetería. “Es un vehículo que fue demasiado importante en Chile y mucha, pero mucha gente tiene anécdotas, vivencias y experiencias en una de ellas. Por lo que dijimos ¡tenemos que hacerlo!”, explica.
El vehículo lo encontraron en Til Til y demoraron dos días tratando de sacarlo de una quebrada. Finalmente lo trajeron a Quepe Rucahue y a punta de videos y tutoriales lo hicieron andar, después de restaurarlo y pintarlo.
De este modo “La Citro Coffee” actualmente es una cafetería móvil donde se pueden preparar las mismas preparaciones que en una cafetería de local. Además, dependiendo del evento, realizan preparaciones de café de especialidad con distintos métodos. “Somos la única cafetería móvil montada en una citroneta nuestra filosofía es reutilizar lo que se haya dado de baja o esté en desuso. Nuestro mobiliario, el vehículo, la cafetera, adornos, todo ha sido recuperado para darle una segunda vida, incluso usamos los residuos de café para hacer compost”, comenta orgulloso.
Otro plus que tiene este emprendimiento es que trabajan bajo el concepto de economía circular. “Nuestros proveedores de pastelería son aquellos que no pueden o tienen muy baja posibilidad de visibilidad o ventas de sus productos. Nosotros nos encargamos de venderle a ellos, siguiendo los estándares de calidad que tenemos. La mayoría de nuestros proveedores deben de ser de no más de 100 kilómetros a la redonda de nuestra ubicación. Nuestra filosofía de trabajo es comunitario, es por eso que aprovechamos la visibilidad que tenemos para ofrecer los productos de manufactura propia de vecinos que no tienen la oportunidad de vender sus cosas. Esto para que el dinero quede en la zona y se apoye a la región”.
Illanes cuenta que su deseo es ser reconocidos en la región con tan solo ver a la citroneta y sus colores. Aumentar sus ventas y contratar una persona para apoyo. En el mediano plazo están trabajando en una segunda citroneta, adaptándola bajo las medidas y normas que se piden para la elaboración de cafés, y también tener un local en la región.