En la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. explican que el humo de leña puede afectar a todo el mundo, pero los niños, los adolescentes, los adultos mayores y las personas con Enfermedades Pulmonares Obstructivas Crónica (EPOC), o las personas con enfermedades cardíacas son las más vulnerables. Las investigaciones indican que la obesidad y la diabetes también pueden aumentar el riesgo. Las madres primerizas o embarazadas también deben tomar precauciones sobre cómo proteger la salud de sus hijos.
Pero la realidad en nuestro país expone que, debido a su bajo costo en relación a otras fuentes de energía, hay muchas familias quienes utilizan leña para generar calor al interior de los hogares, para cocinar, calentar agua y secar ropa. La leña es uno de los biocombustibles más usados en el país durante los meses de otoño e invierno, especialmente en el sur de Chile.
“En conjunto con los ministerios de Energía y Medio Ambiente, queremos hacer un llamado a la comunidad a comprar en lugares que cuenten con sellos y certificación, porque de esta manera, calefaccionamos mejor nuestros hogares y garantizamos una mejor calidad del aire”, enfatizó la subsecretaria de Agricultura, Ignacia Fernández.
Así fue como desde el Ministerio de Agricultura se recomienda poner atención a las siguientes características: Los leños secos son livianos, presentan un color opaco y la corteza desprendida. Además, no presentan manchas de ningún tipo y cuentan con grietas en sus extremos producto del secado estacional prolongado. El contenido de humedad de la leña debe ser inferior al 25% de humedad.
La leña seca no presenta humos visibles y genera poder calorífico eficiente. De esta manera, las emisiones contaminantes son mínimas, en comparación a la leña húmeda tiene poder calorífico deficiente y que genera humos visibles y altamente contaminantes.
Al momento de comprar leña seca se debe exigir al proveedor que la medición de contenido de humedad sea inferior al 25%. Por otra parte, se debe pedir boleta de compra o documento tributario y solicitar la guía de Libre Tránsito que otorga la Corporación Nacional Forestal (Conaf) a los centros de venta de leña. Este documento acredita que la leña proviene de bosques que cuentan con plan de manejo aprobado.
La contaminación por leña húmeda también se agrava por la ineficiencia de los equipos de calefacción y las escasas condiciones de aislación térmica en los hogares, es por eso que recomendamos realizar limpieza de ductos de evacuación de humos y mantención de los calefactores a leña una vez al mes.
Es relevante no utilizar el tiraje de las estufas a leña completamente cerrado, ya que aumenta la emisión de material particulado, el cual es perjudicial para la salud, en especial de adultos mayores y menos en etapa de crecimiento. Se sugiere además, encender el fuego con papel y astillas de leña seca y vigilar que no se emitan humos visibles, ya que esto es un claro signo de una combustión incompleta.
LEÑA
Se acerca el frio invernal y la humana necesidad de encender de braceros, estufas a parafina, a petróleo, a pellet de aserrín, a gas, cuya combustión trae la comodidad en calefacción térmico. Pero es necesario considerar los riesgos asociados a contaminación intradomiciliaria, debido a la presencia de sustancias o agentes contaminantes, que pueden ser emitidos por la cocina, la iluminación, los materiales de construcción, los productos de limpieza, los sistemas de ventilación y otros elementos presentes en el ambiente doméstico.
En este sentido, explica el profesor de prevención de riesgos de la Universidad Técnica Federico Santa María (UTFSM), Sebastián Amaro: “La mala combustión trae consigo un enemigo mortal, el monóxido de carbono. Este malvado personaje es un gas de peso muy similar al aire y por tanto se distribuye muy bien por el lugar donde se genera, además su presencia bloquea el transporte de oxígeno a las células generando malestar cuando su concentración es baja y desmayos e incluso la muerte para mayores concentraciones”.
Amaro entrega una serie de recomendaciones para disfrutar del invierno y no lamentar situaciones de riesgos y accidentes: “Es importante realizar una limpieza y mantención profesional a estufas, calefactores y califonts a combustible antes de comenzar la temporada de uso intensivo. Es importante ventilar el lugar que se calefacciona, permitiendo el intercambio de gases y la eliminación del posible monóxido de carbono generado. Además, apagar inmediatamente el equipo si hay pequeñas molestias asociadas a su encendido como mareos y cara enrojecida, como así descartar equipos que por su uso o tiempo generan humos o ya no tienen posibilidades de ser mantenidos adecuadamente”.
Como recomendación final, el profesor Sebastián Amaro, explica que nunca se debe utilizar braceros, leña u otros similares dentro de la casa o recintos cerrados, así como nunca encerrarse con una estufa a combustible en un recinto pequeño. Lo anterior, tomando en cuenta que pueden causarse problemas a la salud, tales como enfermedades respiratorias, alergias, asma, irritación de los ojos y la piel, dolores de cabeza, con los probables agravamientos.