Escribe: Paula Vildoso Ortiz, directora Carrera de Relaciones Públicas Universidad Autónoma de Chile.
Con los avances tecnológicos que cada vez más se van dando en la sociedad, lo que implica transformaciones en el devenir de los diversos procesos sociales, educacionales y políticos, vemos también cambios en las formas de relacionarnos entre las personas. Hoy se ha masificado el conocimiento que se tiene sobre la denominada “Inteligencia Artificial”, que data de la década del 60, pero que hoy se conoce con el uso de nuevas tecnologías de información y de comunicación.
Muchas personas señalan que no conocen de qué se trata la Inteligencia Artificial (IA) o lo ven como algo lejano a sus vidas o más cercano a los robots. Sin embargo, un mensaje de texto, un Emoji, Siri, Google Maps, o bien el poder conocer los códigos que hoy usamos a través de las redes sociales, también es una forma de Inteligencia Artificial, la diferencia, es que hoy, en varios casos se ve como un “enemigo” que viene a reemplazar las labores del ser humano.
Un caso específico de aquello es el uso de la escritura a través del ChatGPT o cualquier uso de aplicaciones similares. Debemos tener claridad que el uso de estas nuevas tecnologías no viene a reemplazar al ser humano, sino que debemos verlas como aliadas para hacernos la vida más fácil en la vorágine de este mundo, cada vez avanzando más rápido, donde nos entregan el trabajo de una información que nosotros les solicitamos, pero de ninguna manera viene a reemplazar nuestro juicio, opiniones y pensamiento crítico que podamos realizar sobre determinadas temáticas.
No debemos olvidar que las funciones que cumplen estas aplicaciones también fueron creadas por investigadores científicos, personas como cualquiera de nosotros que son quienes les van introduciendo los datos para que esta tecnología puede aplicarse.
Por otra parte, aún falta trabajar elementos que son indispensables para que el uso de estas herramientas pueda ofrecernos una gama más completa de opciones a la hora de utilizarlas. ¿La información se escribe con equidad de género? ¿Se respetan las diferencias culturales? ¿Son capaces de entregar información sin fake news? Son preguntas legítimas que podemos hacernos a la hora de solicitar que nos hagan un escrito.
El lingüista y filósofo norteamericano Noam Chomsky, expresó en su momento sobre la Inteligencia Artificial que “su defecto más profundo es la ausencia de la capacidad más crítica de cualquier inteligencia”. Por ende, ésta nunca reemplazará al ser humano en su totalidad. Puede ser una aliada en las decisiones que tomemos, puede facilitarnos la vida, podemos usarla como un asesoramiento, pero nunca como un reemplazo de las diversas labores que realicemos. Nunca pedirles que nos hagan las tareas o que “piensen por nosotros”.
Para los fanáticos de Terminator, ¿qué diría Sarah Connor vernos en pleno 2024 siendo amigos de las máquinas? Después de todo lo que tuvieron que luchar y combatir contra la IA para salvar la humanidad. A mi entender, este tipo de inteligencia llegó para quedarse, pero debemos ser lo suficientemente éticos y profesionales para usarla, verla como una herramienta aliada a la hora de unirnos a ella. Los seres humanos debemos usarla, no ella a nosotros. Ahora bien, ¿usé ChatGPT para realizar esta columna? Me quedo con la inteligencia humana. Al menos para escribir.