La Municipalidad de Ercilla tomó medidas para poner fin a un vertedero clandestino, utilizando maquinaria para enterrar los miles de kilos de basura acumulados en el área. Esta acción era crucial, ya que la acumulación de desechos representaba una amenaza sanitaria en el camino principal de la ruta R-525, camino a La Montaña, ubicada a 19 kilómetros de la citada comuna.
Los residentes, organizados en un comité de la Red de Prevención Comunitaria, enviaron una carta a las autoridades locales explicando la lamentable situación que enfrentaban debido al vertedero. Se encontraba situado en el Camino a La Montaña y representaba un riesgo significativo para la salud pública debido a los persistentes malos olores, la combustión de materiales, la presencia de animales abandonados, ratas y moscas, así como la alta probabilidad de incendios forestales.
Después de plantear esta situación a varias autoridades, las peticiones de los residentes fueron finalmente escuchadas, y la Municipalidad de Ercilla asumió el compromiso de abordar el problema en esa ubicación. Hace apenas unos días, representantes de las unidades de Obras y Medio Ambiente visitaron el área y se reunieron con los residentes para comprender mejor la gravedad del problema que había persistido durante años.
El vertedero ilegal había estado operando durante casi una década, acumulando toneladas de basura no solo de la comuna local, sino también de otras áreas de la región.
José Jara, residente de la comunidad Malalche y miembro del Comité de la Red de Prevención Comunitaria, recuerda que en su infancia, el área era una escuela, luego se convirtió en un relleno sanitario y, posteriormente, en un vertedero clandestino. “Debería haber sido clausurado hace 13 años, pero no fue así, y se convirtió en un vertedero clandestino. Todos venían a desechar su basura aquí”, afirma.
Felipe Ramírez, otro residente y miembro del comité de prevención, estuvo presente durante todo el proceso en el que una retroexcavadora y un bulldozer trabajaron para acumular y cubrir la basura. Su tarea consistía en supervisar el trabajo e informar a aquellos que intentaban desechar basura que el vertedero ya no existía. “El bulldozer hizo su trabajo, cubriendo la basura con tierra y cerrando el acceso con troncos de árboles y piedras para evitar que camiones y vehículos ingresen. Nuestra protesta valió la pena, y agradecemos a todos los miembros de la junta de vecinos”, señala.
Ahora se espera que el municipio, Cmpc y los residentes trabajen juntos para mantener el área y, al mismo tiempo, se llevarán a cabo análisis de agua para los residentes que consumen agua de pozos.
Para la Red de Prevención Comunitaria, este logro es significativo ya que elimina un riesgo de incendio importante en la zona. “Los vecinos y la comunidad desempeñan un papel crucial en la protección de sus áreas y entornos identificando y mitigando los riesgos. Este vertedero clandestino representaba una amenaza seria debido a la gran cantidad de materiales combustibles, que al entrar en contacto con el fuego generaban elementos químicos tóxicos para la salud. El hecho de que se haya podido cubrir con tierra y que se estén abordando los impactos de la acumulación de basura es fundamental para la calidad de vida de los residentes”, comenta Carlos Fuentes, gestor de la Red de Prevención Comunitaria. Esta organización trabaja con más de 6.000 residentes en distintas regiones del país para prevenir incendios y proteger el entorno.