Ligia Sarmiento Gómez es venezolana. Licenciada en Educación de profesión con Magister en Intervención Social. Lleva ocho años en Chile y dos meses en La Araucanía, ya que se incorporó al comité directivo de Santo Tomás Temuco como directora de Formación e Identidad, área transversal que promueve, a través de la academia y talleres, los valores de la institución.
Ligia viene del mundo de la intervención social, del voluntariado y el trabajo para la equidad de género y diversidad, y hoy, desde una de las regiones más pobres de Chile, trabajará en una institución con más de 6 mil estudiantes para reforzar valores y generar espacios de mejora tanto para alumnos como colaboradores.
Por este motivo, quisimos conocer la experiencia de Ligia en Chile y por supuesto, en La Araucanía.
“Después de ocho años viviendo en Chile, puedo, como inmigrante que soy, decir que el país ha dado grandes avances en cuanto a promover una cultura más inclusiva y donde la discriminación sea condenada. Sin embargo, aún hay mucho que hacer. En retrospectiva, considero que la aplicabilidad de la Ley 21015, en el año 2019 para las empresas, fue un paso importante para evitar procesos discriminatorios por algún tipo de diversidad funcional, y así promover espacios inclusivos a nivel laboral para las personas con movilidad reducida”.
Por otro lado, Sarmiento también hace mención del impacto de los movimientos migratorios en Chile, que han llevado a una expansión social y la emergencia de la multiculturalidad.
“Otro aspecto, que considero relevante en la historia de Chile en estos últimos ocho años, es como a raíz de los movimientos migratorios, se generó una expansión social y el surgimiento de la multiculturalidad que ha traído consigo, familia binacional, la integración de nuevas costumbres, comidas y `disminución´ de comentarios pasivos agresivos que referían a la etnia de las personas, color de piel, entre otros”, comenta.
Si bien, aún hay grandes desafíos que se enfrentan en este punto, desde el uso de lenguaje y la no estigmatización a las comunidades migrantes por parte de los medios de comunicación, ha sido también importante el avance que como mujer migrante he podido observar en esta materia desde el 2016 hasta hoy”.
AVANCES
La directora resalta la importancia de la promulgación de la Ley Zamudio en 2012 como un hito en la protección de los derechos de los colectivos históricamente excluidos y discriminados. Reconoce a Chile como un país avanzado en esta temática en comparación con otros de la región. “Valoro profundamente que el Estado promueva la protección de los derechos de los colectivos que por años han sufrido exclusión y discriminación a causa de su identidad de género, por lo cual, en el 2012, se promulgó la Ley Zamudio. Este punto fue relevante para mí, dado que encontré que Chile iba mucho más avanzado en esta temática con respecto a otros países de la región, donde aún existen sesgos muy fuertes al respecto. Lo mismo, refiere a las continuas diligencias por visibilizar la violencia sistemática que hemos sufrido las mujeres (como mujer migrante la viví al llegar a Chile) en los distintos espacios en los que nos desenvolvemos. Y cómo las nuevas generaciones e inclusive los de mi generación han ido aprendiendo al respecto, aun así, no podemos permitir que esta constante diligencia opaque al resto de los grupos vulnerables y que, por ejemplo, al igual que el día de la mujer, también se conmemoran sus luchas en el mes de marzo”.
En cuanto a su experiencia en la región de La Araucanía, Sarmiento describe el desafío y la oportunidad que representa su ingreso a Santo Tomás. Destaca el apoyo recibido por parte de sus colegas y la rectora, quienes valoran su origen venezolano y contribuyen a su seguridad en el desempeño de su cargo. Subraya la diversidad dentro de la institución y su apertura hacia la contratación de personal extranjero. “Quiero destacar mi experiencia en la Región de La Araucanía, que es muy reciente y que se vincula con mi proceso de ingreso en Santo Tomás. Ha sido todo un desafío y al mismo tiempo una gran oportunidad. Es un desafío, porque soy la única mujer extranjera que pertenece al comité directivo de la sede, pero también es una gran oportunidad, porque no solo cuento con un gran grupo de compañeros muy humanos que me han recepcionado muy bien”.
“También ha sido un gran apoyo la rectora de sede, quien nunca escatima en decir que soy venezolana, y ese detalle me hace sentir mucho más segura de mí, de mi gestión y de querer dejar en alto mi país, y además, saber que dentro de la gran institución que es Santo Tomás, hay cargos a nivel nacional ocupados por personas que son provenientes de países hermanos como Bolivia, me hace sentido pensar en lo diversa que es nuestra institución y la gran apertura que tiene hacia la contratación de personal extranjero”, puntualizó.