La magia de la música gitana y los paisajes sonoros de Europa llegarán a Temuco este enero, gracias al talento musical de dos artistas nacionales. Hablamos del concierto “Cantos gitanos, Cantos de la tierra y el cielo”, a realizarse el próximo miércoles 15 de enero de 2025, desde las 20.00 horas en el Aula Magna de la Universidad Católica de Temuco, ubicada en avenida Manuel Montt #56.
El pianista temuquense Andrés Silva vuelve a la ciudad para presentarse en conjunto a la soprano Andrea Aguilar, mediante un recital que se enmarca en el fin del “Ciclo Canciones de Arte”, que comenzó en 2023, y que Silva ha estado realizando desde hace ya dos años gracias al patrocinio de la UC Temuco a través del equipo de la Dirección de Extensión Académica y Cultural.
Una visita enmarcada en los 20 años de carrera profesional de Andrea Aguilar, donde ha realizado innumerables e importantes conciertos de todo tipo, siendo la Novena Sinfonía de Beethoven, realizada en diciembre en el Estadio Nacional y transmitido por la televisión pública, donde ella como una de los solistas principales, un ejemplo de su trayectoria.
Los artistas ofrecerán un repertorio que incluye obras de Antonín Dvořák (República Checa/ 1841 – 1904); Johannes Brahms (Alemania /1833 – 1897); y Olivier Messiaen (Francia /1908 – 1992). Mientras que Brahms y Dvořák son considerados compositores del estilo romántico, el francés está dentro del estilo moderno. En específico, el ciclo de lieder “The Chants de Terre et ciel” de Messiaen es estreno absoluto en Temuco y Chile.
Andrés Silva describe que comparten las obras en común. “La música gitana ha ejercido siempre una fascinación sobre creadores, escritores, músicos, pintores y público en general. El tema gitano recorre todos los ámbitos de las artes y las letras a partir del siglo XVII y el siglo XIX representa una especie de apoteosis en Europa: Pushkin, Gorki, Lenau, Goethe, Walter Scott, Nerval, Hugo, Mérimée, Catulle Mendès, Liszt, Bizet y muchos otros se inspiraron en él”.
Además, el pianista complementa que ambos compositores sintieron un aprecio, admiración y respeto mutuos. En éste sentido, dijo: “La historia cuenta que Dvořák participó en un concurso de composición en 1863 estando Brahms de jurado. Éste se percató inmediatamente del enorme talento del compositor checo. De esa manera fue el encuentro de dos artistas que tenían orígenes y condiciones de vida completamente diferentes pero compartían los mismos propósitos artísticos”.
Según se explicó, el caso de Messiaen es distinto. Es un compositor del siglo XX y su estética es, en muchos sentidos, diferente a los dos compositores anteriores. Ante ello, complementa: “Es una música que no ocupa el lenguaje tonal en el sentido que conocemos, sino que elabora sus propias directrices en todos los parámetros de la música (rítmico, armónico, tímbrico y estructural)”.
Cada obra presenta sus dificultades características, siendo el ciclo de Messiaen más complejo para la cantante y para la parte pianística. Andrea Aguilar da cuenta que Messiaen, tras vivir los horrores del nazismo, encontró en el misticismo religioso inspiración y consuelo ante la barbarie que vivió en la segunda guerra mundial. Si significa para ella un desafío vocal, la intérprete explica que son obras que puede abarcar, dado que están dentro de su fach (sistema de clasificación de las voces operísticas que agrupa a los cantantes según su estilo vocal).
Cabe destacar que éste recital de música clásica en el Aula Magna de la UCT es con entrada liberada y sin necesidad de invitaciones.