Oriunda de Temuco, Maribel Lepin Antinao es Cabo Segundo en el Ejército, además de Técnico en Enfermería de Nivel Superior (TENS) y Enfermera Militar de Combate, con cinco años de servicio en el Hospital Militar de Antofagasta. Hoy vive una experiencia totalmente distinta: el terreno y la patrulla, desplegada en una Operación Militar Distinta a la Guerra (MOOTW, por su sigla en inglés) en la Jefatura de Área Fronteriza (JAF) “Antofagasta”.
Maribel Lepin Antinao no sólo viste con orgullo el uniforme del Ejército de Chile, sino también una vocación que la acompaña desde la infancia: el deseo profundo de cuidar a los demás.
“Siempre me gustó ayudar. Mi abuelo estuvo enfermo durante mucho tiempo, y desde ahí supe que quería dedicarme a esto -explica con su voz serena pero firme, agregando- estudié Técnico en Enfermería por vocación y durante mis años como estudiante descubrí la posibilidad de unirme al Ejército”.
ADAPTACIÓN
Lo vió como una forma de unir dos mundos: el cuidado y el servicio, aunque su ingreso a la Escuela de Suboficiales no fue fácil. “Venía del mundo civil, no hacía deporte y no conocía nada de las formas militares. Al principio me costó mucho adaptarme”, confiesa Maribel Lepin Antinao.
Pero lo que la impulsó fue su determinación y el aliento constante de su familia. “Mi mamá, mi abuela, todos estaban detrás diciéndome: ‘¡Dale, tú puedes!’”.
Esa perseverancia durante su periodo en la escuela, la motivó a continuar con la preparación física, con el único fin de mantener un estado apto a la función militar. “Ahora estoy corriendo 21 kilómetros, he obtenido podio en distintas competencias en mi categoría y eso es gracias a la preparación que me entregó el Ejército y que yo decidí potenciar”.
Hoy trabaja equipada con un desfibrilador, oxígeno y una mochila de trauma. Maribel es una de los enfermeros militares de combate que integra la patrulla y explica: “Reviso mi equipo y los insumos todos los días y así adaptarnos a las condiciones del despliegue y aunque el entorno ha cambiado, mi rol esencial se mantiene: brindar los primeros auxilios en caso de emergencia, estar preparada, cuidar”.
TRABAJO EN EQUIPO
Asegura que la experiencia de trabajar en equipo en este despliegue ha sido enriquecedora. “Acá todos nos apoyamos. Mis compañeros me enseñan cosas del terreno y yo aporto desde lo clínico. Eso hace que funcionemos como una verdadera familia”.
Para Maribel, el uniforme militar no es solo un símbolo de orden y disciplina, sino también de realización personal. “Estoy cumpliendo mis sueños, esto es simplemente maravilloso, siento que estoy aportando con mi granito de arena al país, y eso me hace feliz”.
A kilómetros de su hogar en Temuco, con el desierto como escenario y la vocación de servicio como impulso, Maribel Lepín Antinao, Cabo Segundo del Ejército de Chile, es una más de los miles soldados, hombres y mujeres, desplegados con la misión de resguardar la soberanía y contribuir a la Defensa de nuestro país.