Desde el verano pasado que vecinos de la villa Leonardo Da Vinci de Labranza, veían un perrito abandonado por su familia, tal como le ocurre día a día y miles de mascotas en nuestro país.
Al final de un pasaje, el pequeño animalito se las ingeniaba para sobrevivir del frío y la lluvia, alimentándose gracias a vecinos de buen corazón que le daban alguna comida de vez en cuando.
El caso de este can, llegó a oídos de la agrupación animalista “Una mano para una patita” de Temuco, donde sus colaboradores se sorprendieron ante la gran cantidad de pelo que tenía este animalito, que denotaba que por años no había recibido ningún tipo de atención, por lo que el exceso de pelaje le impedía ver y moverse en forma normal.
Por ello, decidieron bautizarlo como “Mopita” y este sábado pusieron manos a la obra para capturarlo y llevarlo a recibir las primeras atenciones.
La tarea no fue fácil, pues Mopita, acostumbrado a la soledad y probablemente asustado por más de algún maltrato recibido a lo largo de su vida, escapaba temeroso cuando alguien quería acercarse.
Pero felizmente el objetivo se cumplió, y desde la agrupación confirmaron que fue posible atraparlo y llevarlo a la peluquería, donde recibió un baño y un completo corte de pelo.
Los voluntarios de la agrupación aseguraron que desde el momento de recibir cariño y atención, de inmediato surgió otro Mopita: un perrito dulce y cariñoso, que solamente necesitaba recibir el amor del ser humano, ese amor que le fue negado por tanto tiempo por quienes fueron su familia.
Ahora, la agrupación lo mantiene resguardado y se trabaja en reunirle ropa de abrigo y ubicarlo al interior de un hogar, donde nunca más deba soportar los rigores del hambre y el frío, como siempre debió ser la vida de Mopita.