María Curín, lleva 10 años siendo parte del trabajo de Fundación AraucaníAprende como profesora rescatista del programa Rescate Lector, en la Escuela San Juan de Temuco. Dos veces por semana se levanta con más alegría, motivada por tener el privilegio de enseñar a leer a niños de segundo básico, que a diferencia de sus compañeros han quedado rezagados en el aprendizaje lector.
Su alegría se compara a la que pudo haber sentido durante sus más de 20 años de docencia, pues sabe que después de haber jubilado, ha vuelto a las aulas para dar a los niños tal como ella sostiene, la segunda oportunidad para aprender.
“Lo que yo quiero para los niños y lo que quiero para mi vida es lo mismo. Una segunda oportunidad, en la que ellos van a poder aprender a leer en segundo año básico lo que no lograron en primero básico. Mientras que para mí, es la segunda oportunidad para vivir con alegría, porque entre los niños y yo existe una simbiosis. Yo los necesito y ellos a mí”, aseveró María Curín.
Las profesoras rescatistas que forman parte de Fundación AraucaníAprende establecen vínculos profundos con cada niño al que enseñan a leer, lo que les permite sentir que a través de su labor están más que enseñando, cambiando vidas.
“Las investigaciones actuales nos enseñan que el trabajo en el cual te desempeñas es muy importante en tu constitución de individuo. Si has trabajado más de 30 ó 40 años haciendo lo mismo y, de un día para otro dejas de hacerlo, una parte importante de ti deja de existir. Es un duelo enorme que muchas profesoras tienen pena de hacer. Por eso, cuando la Fundación AraucaníAprende les da la oportunidad a profesoras jubiladas de volver a trabajar, les está dando una oportunidad de sentirse completas otra vez, o como ellas mismas dicen de “sentirse vivas otra vez””, explicó Augusta Becker, psicóloga y magíster en Educación de la Universidad de Melbourne, Australia, quien se desempeña como coordinadora de profesoras rescatistas de la fundación.
Algo similar ha experimentado Ruth Navarrete, profesora rescatista en la escuela San Martín de Porres y Cumbres de San Ramón, para quien los más de 100 kilómetros que debe recorrer de lunes a jueves, no han sido un impedimento para volver a enseñar en una sala de clases.
“Esta experiencia es lo que deseé durante todos mis años de docencia. Me siento completa porque converso con mis niños como lo hago con mis nietos. Estoy haciendo algo que no tuve la oportunidad de vivir en mis 45 años de docencia, por lo que me siento recompensada. Estoy aportando con el desarrollo de los niños y eso ha enriquecido mi vida, por lo que no mido distancia ni incomodidad para llegar a ellos”, reconoció Ruth Navarrete.
Son estas experiencias las que llenan parte importante de las vidas de las Profesoras Rescatistas de AraucaníAprende, y que a la fecha han permitido que en La Araucanía ya sean más de 30 mil niños los que han aprendido a leer con el apoyo de ellas.
No basta sólo con estar jubiladas y manejar conocimientos del ámbito educacional, ellas ponen el corazón en cada letra que permite a un niño construir una palabra, permitiéndoles descubrir el mundo a través de la lectura y, dándoles el poder para aprender, imaginar, crear y derribar barreas.
UN NIÑO ES UNA ESTRATEGIA DE APRENDIZAJE
Para ser profesora rescatista se requiere de un carisma especial, ese que se ilumina y fortalece cuando se trata de enseñar priorizando las diferencias y necesidades específicas de cada niño. Por ello, es importante destacar que quienes forman parte del Programa Rescate Lector, utilizan diferentes estrategias de enseñanza para motivar el aprendizaje de cada niño.
Un niño motivado aprende más y de mejor forma. Y esa motivación infantil es la que logran las profesoras rescatistas y la que permite que más niños aprendan a leer en La Araucanía.
Para hacerse cargo de estas diferencias en el avance del aprendizaje lector, la profesora rescatista María Curín, diseña y prepara su propio material educativo. Trabaja de lo más simple a lo más complejo, aplicando distintas estrategias de acuerdo al nivel de avance de cada niño. De esta forma, incorpora las vocales y después las consonantes como la L, M, P, y T, lo que desde su experiencia asegura el aprendizaje lector.
“La enseñanza tiene que ser lúdica, por eso mi estrategia más efectiva es hacer los que los niños recurran a su curiosidad para aprender. Que exploren, que desarrollen la sana competencia del aprendizaje. En definitiva, que aprendan a través del juego con naipes de colores con letras, naipes con palabras, sopa de letras, lectura coral. Que imaginen a través de lecturas de textos que los acerque a su realidad”, afirmó María Curín.
Es innegable que en un curso interactúan y aprenden niños de tres grupos. El avanzado, el intermedio y el grupo no lector y que incluso, en este último existen diferencias al momento de aprender a leer. Es por ello, que el trabajo personalizado que realiza cada Profesora Rescatista a través de diferentes estrategias, logra que los niños se sientan queridos y se motiven por aprender.
“Antes de dormir pienso en uno de mis niños y en sus debilidades, en cómo debo trabajar con él y me ilumino. Así voy avanzando y planifico estrategias que me dan la seguridad que el trabajo que realizaré con cada uno de ellos será positivo, porque las estrategias dependen de cada niño, de su perfil y de sus habilidades”, explicó Ruth Navarrete.