Escribe: Roberto Neira Aburto, abogado y concejal de Temuco.
Al escuchar y posteriormente analizar la cuenta pública entregada por el señor alcalde de Temuco al Concejo Municipal, resulta triste la evidente falta de ideas innovadoras a destacar durante su gestión en el 2019. Esto nos invita no solo a reflexionar sobre las prioridades a la hora de ejecutar un presupuesto municipal, sino que también, llena de preocupación a las y los vecinos sobre la respuesta del municipio frente a la actual contingencia nacional y mundial.
No es necesario poseer un ojo crítico para dar cuenta de aquello. La preferencia por el gasto burocrático, la falta de capital humano avanzado y la inexistencia de un diálogo real con la ciudadanía, son cualidades propias de antiguos modelos de administración municipal y ejemplos de la nula innovación pública ofrecida desde la alcaldía, y lo que es peor, van directamente en desmedro de una modernización del municipio y de su gestión.
Tampoco se aprecia en el balance un programa económico y productivo sólido. Es más, dibuja a Temuco como una ciudad de gasto permanente y no de empuje y dinamismo, quizás, producto de la propia carencia de propuestas reales por parte del municipio para captar fondos e inversiones para la ciudad. Si bien, la idea de atravesar por una pandemia global no existía en la cabeza de muchas personas, la respuesta por parte del actual gobierno comunal arrastrará los problemas y negligencias de una gestión deficiente a la hora de generar estrategias para reducir y redistribuir el gasto público.
En ese sentido, será indispensable crear nuevas políticas públicas y programas sociales robustos, que vayan en respuesta de las necesidades surgidas desde la pandemia. No obstante, hoy también existen demandas importantes latentes entre los habitantes de Temuco y sus alrededores, como lo son el derecho a la vivienda, a un medioambiente libre de contaminación y el desarrollo de las zonas rurales; inquietudes históricas que la cuenta pública no alcanza a atender de manera eficiente y, que de continuar, no harán más que prolongar las carencias de miles de ciudadanos.
Sin duda, la pandemia que hoy vivimos, es uno de los episodios más difíciles en la historia del país, y el que de seguro dejará consecuencias duraderas en el tejido social, político y económico. Con esto en mente, es imposible vislumbrar una salida exitosa sin una revolución en la gestión pública, la cual deberá escuchar y atender las necesidades propias de una sociedad en constante evolución, hacerse cargo de las demandas históricas y donde el gasto fiscal excesivo, los programas básicos sin enfoque económico, sin tecnología, sin ciencia y sin un enfoque sustentable, quedarán totalmente obsoletos.