Vecinos de la más amplia variedad de pensamientos políticos -desde la derecha hasta la izquierda más dura- han logrado dar un ejemplo de unión y trabajo mancomunado para socorrer a sus semejantes en Angol, dejando de lado todos los temas en que difieren, para canalizar sus esfuerzos en alimentar a numerosas familias donde la comida comenzó a escasear producto de la pandemia del covid-19.
El punto neurálgico de este trabajo mancomunado es la sede comunitaria de la población Los Conquistadores, ubicada en el sector sur de la comuna, hasta donde a diario llegan tanto los vecinos solidarios como quienes se benefician de una olla común, establecida desde que comenzó la emergencia sanitaria en Chile, donde de lunes a domingo se entregan almuerzos a las familias que más lo necesitan en esa comuna.
La vecina Fabiola Barrientos es quien lidera esta olla en la actualidad, tras tomar la posta de la dirigenta Cecilia Muñoz y relata que tras percatarse que con la llegada de la pandemia, muchos vecinos comenzaron a tener problemas económicos gravísimos, -al punto de que escaseaban los alimentos- un grupo de angolinas se dieron manos a la obra para preparar almuerzos y donárselos.
Estas mujeres entregan gratuitamente su trabajo todos los días, de 9 a 21 horas aproximadamente, en la sede comunitaria de Los Conquistadores, en la mañana cocinando y por las tardes preparando todos los insumos para el día siguiente.
Comenzaron con unas 40 raciones al día para los vecinos del sector, luego fueron 70, 130 y llegaron a preparar casi 300 almuerzos diarios, trabajando incansablemente de lunes a domingo.
Durante este proceso comenzaron a aparecer los primeros casos de covid-19 en la capital de Malleco y lo que más temían: angolinos fallecidos a causa de esa enfermedad, lo que a estas vecinas les provocó mucha tristeza, pero también les dio ánimo para continuar con esta cruzada solidaria.
“De pronto, terminábamos de cocinar, nos sentábamos a comer y no podíamos tragar de la pena, al pensar cómo sufría la gente, pero también de emoción porque comenzó a aparecer gente a colaborarnos”, recuerda Fabiola.
Con el inicio de la olla común, paralelamente se formaron grupos de WhatsApp a los que se fueron uniendo empresarios y todo tipo de habitantes de Angol, que desempeñan las actividades más diversas, pero también personas de las posturas políticas más opuestas.
La gran mayoría de esos angolinos se organizan por estos grupos de WhatsApp y ellos mismos compran los insumos para los almuerzos, consiguen vehículos y llegan semanalmente hasta la sede para abastecer a las cocineras.
Lo extraordinario que ocurrió –y continúa sucediendo hasta hoy- es que no se trata de personas que lleguen una sola vez a donar, se fotografíen para los medios de comunicación y luego no regresen nunca más, sino que al contrario, desde marzo hasta la fecha se ha tratado de un aporte sostenido en el tiempo y efectuado con suma discreción, ya que quienes son parte de la cadena de ayuda no buscan reconocimiento alguno, más allá del placer de servir a sus semejantes.
NUTRICIONISTA
Este sistema de donación ha evolucionado de tal modo, que los mismos aportantes se contactaron con una nutricionista que los asesora en sus compras y la profesional se encarga de que se preparen almuerzos nutritivos pero distintos cada día y también se elaboren algunos para vecinos con necesidades especiales producto de enfermedades crónicas que padecen, como por ejemplo la diabetes.
“No todas nosotras éramos manipuladoras de alimentos, sino que las cocineras de nuestra olla común son de todos los oficios, la mayoría dueñas de casa, pero aquí han aprendido a cocinar. En lo personal, trabajo en los proyectos de Gobierno, en la remodelación del Gimnasio Municipal y todas han aprovechado que producto de la pandemia han tenido tiempo libre en sus trabajos y otras han quedado cesantes, lo que les dio la oportunidad de colaborar en esta olla. Dios nos mandó para acá”, cuenta la señora Fabiola.
Verduras, carne, longanizas, gas y amonio cuaternario para desinfectar, son algunas de las donaciones que reciben semanalmente y otro punto que destacaron es que las personas que aportan se preocupan de reunir el dinero y ellos mismos compran en el comercio local los insumos que le traen a las cocineras.
“LA POLÍTICA NO ES TEMA AQUÍ”
“Hay una señora de derecha que tiene su grupo que nos aporta permanentemente, también un señor de izquierda que encabeza su grupo para ayudarnos constantemente, todos ellos llegan aquí y la política no es tema, solamente se dedican a ayudar a esta olla común sin ningún tipo de diferencia política. Estas personas son solidarias de corazón y cuando se encuentran toman once con nosotras en la misma mesa, jamás han mezclado los temas políticos con lo que hacen, aquí han aprendido a convivir entre ellos y reitero, ellos saben que son de posiciones políticas distintas, pero eso no les interesa, son todos solidarios de corazón”, destacó.
La olla solidaria ha tenido que enfrentar casos complejos, como por ejemplo repartir almuerzos a familias completas que se infectaron con covid-19 y para esos casos establecieron protocolos especiales, como por ejemplo, distribuir a domicilio en envases desechables y sellados, mientras quienes no se encuentran enfermos llegan por sus propios medios a la sede con sus viandas a retirar los almuerzos.
Un vecino colabora con su vehículo y reparte almuerzos en algunos de los sectores alejados de la comuna, lo que permite que de los 300 almuerzos diarios que han llegado a entregar, muchos salgan de la zona aledaña a la población Los Conquistadores y beneficien a lejanos sectores de Angol.
También hay casos donde por distintos motivos, no se puede llegar con almuerzos pero detectan necesidades en familias y este grupo de mujeres ha confeccionado cajas de alimentos con las donaciones que reciben, las que han hecho llegar a familias necesitadas.
DOS DÍAS SIN ALIMENTARSE
“Tenemos el caso de una señora que viene de lejos a retirar su almuerzo y no tiene recursos. Nosotras mismas juntamos el dinero para que regrese a su casa en colectivo”, cuenta Fabiola, agregando que no han tenido ningún caso de aprovechamiento, de personas que teniendo los recursos económicos hayan intentado beneficiarse de esta obra y al contrario, se han impactado con historias dramáticas, como el de una vecina que les contó que había estado dos días sin comer por falta de dinero y saben de otras que nunca han dicho nada, por vergüenza.
“A nadie se le pregunta nada, ya que opinamos que quienes llegan a solicitar almuerzo es porque realmente lo necesitan, eso uno lo nota de inmediato. Lo que más nos preocupa son las personas postradas, porque hemos visto casos de necesidades extremas, donde ha habido personas que se han quedado incluso sin pañales. Los mismos colaboradores de WhatsApp nos han contactado con profesionales del consultorio del sector o del Rotary para que se les brinde atención domiciliaria y se atiendan sus necesidades, incluso colchones antiescaras”.
Agregó que en Angol no existen catres clínicos y requieren con urgencia uno de ellos para un vecino que permanece postrado en su vivienda, al que ayudan con almuerzos de su olla común, por lo que llama a quienes puedan colaborar con uno, a que la contacten.
“Nosotras no somos organización, junta de vecinos ni nada, somos solamente personas naturales que tratamos de ayudar”, puntualizó.
ROPA Y CALZADO
Como si esta ejemplar cruzada solidaria de alimentación fuera poco, al interior de la sede donde se preparan los almuerzos y concurren los vecinos a retirarlos, se instaló un contenedor con vestuario y calzado, que también han sido donados por los angolinos. Quien llega a alimentarse puede sacar libremente una prenda o calzado sin tener que cancelar nada, simplemente se les pide a las personas que realmente necesiten lo que se van a llevar.
Algunos residentes de Angol resaltan que el número de beneficiados de esta olla común es tan alto como algunas similares que funcionan en Santiago o Valparaíso, comunas que cuentan con una cantidad de habitantes extremadamente superior a la de la capital de Malleco, por lo que opinan que esta labor es un ejemplo para otras comunas de La Araucanía y del país.
¿CÓMO COLABORAR? Ana Cisternas Quintana, Elena Galindo Muñoz, Judith Voitman, Carola Reyes, Cecilia Muñoz, Mabel Cortes, Cecilia Sepúlveda y Magaly Hormazábal son algunas de las mujeres que han pasado por la cocina de esta olla solidaria. Si usted desea colaborar, puede contactarse con Fabiola Barrientos, al teléfono +56 9 9350 1564.
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