En medio de disparos y una polémica por la guardia de encapuchados armados, uno de ellos con un fusil M-16, este martes se realizaron los funerales de Pablo Marchant, el encapuchado que según versiones oficiales, fue abatido mientras cometía un atentado incendiario en la zona rural de Carahue, donde además hirieron a un trabajador forestal que se mantiene internado en estado grave en Temuco.
Si bien Marchant no fue reconocido como perteneciente a la etnia mapuche, los propios dirigentes asociados a las reivindicaciones territoriales confirmaron su participación y compromiso en acciones de este tipo, lo que permitió que fuera velado en la zona rural de Lumaco, tal como si se tratara de un comunero, y al igual como se estila en las honras fúnebres mapuches, fue velado desde el sábado, cuando fueron entregados sus restos desde el Servicio Médico Legal.
Al velatorio, en el sector cerro Pidenco, concurrieron delegaciones y lof, y desde ese lugar se reportaron numerosos disparos hasta que finalizaron los funerales.
INVESTIGACIÓN
Tras la difusión de fotografías de una guardia armada junto al féretro, el vocero del Ministerio Público en La Araucanía, Miguel Rojas Thiele, sostuvo que “dichas fotografías no son más que una demostración de aquello que hemos venido advirtiendo con preocupación desde hace un tiempo y que guarda estricta relación con el alto poder de fuego que sustentan aquellas personas que están detrás de los episodios violentos, vinculados a la violencia rural acaecidos en la región”.
El fiscal puntualizó que “estas fotografías han permitido a la Fiscalía abrir de oficio una investigación relacionada con delitos vinculados a la Ley de Control de Armas y cuyas primeras diligencias han sido despachadas a personal especializado de la Policía de Investigaciones”.
Fuentes policiales confirmaron que también se trabaja en la ubicación de otro encapuchado que habría participado del mismo atentado, el que se cree habría escapado herido del sitio del suceso.