Un verdadero calvario vive desde hace cuatro años la señora Gladys Jineo Antinao, de 50 años de edad, y también su grupo familiar, luego que recibiera una vivienda con serios defectos de construcción que provocan que la casa permanezca anegada durante todo el año, lo que la hace prácticamente inhabitable, pero al no tener otro lugar donde vivir, la familia ha debido permanecer estoicamente residiendo en esas precarias condiciones.
Al conocer sobre estos hechos, la consejera regional Ana María Soto se trasladó al inmueble, ubicado en el sector rural de Rofúe, al interior de Metrenco, para constatar en terreno la difícil situación por la que atraviesa esta familia.
Gladys Jineo le relató que producto de sufrir durante largos años de reiteradas golpizas propinadas por algunos miembros de su familia que padecen alcoholismo, se vio obligada a acudir para solicitar auxilio al Servicio Nacional de la Mujer, donde se exploraron las posibilidades de solucionar su problema, instancia en la que se logró gestionar a través de un convenio de este organismo con el Servicio de Vivienda y Urbanismo, sacarla del hogar donde permanecía en calidad de allegada y trasladarla junto a su familia a un sitio propio, donde le construyeron una casa de 59 metros cuadrados.
La felicidad de disponer de un nuevo hogar donde cobijar a sus pequeños hijos y a su madre, que padece una enfermedad crónica, pronto se transformaría en una pesadilla para la señora Gladys, al comprobar que la instalación de agua potable que va por dentro de las paredes del inmueble estaba mal efectuada, lo que provocó que el agua escurra permanentemente por toda la vivienda, mojando dormitorios, cocina y living, hasta terminar formando una poza en el patio del hogar, problema que se mantiene en toda época del año y durante las 24 horas del día.
“La casa quedó mal construida, por dentro está casi todo mojado y lo que no se moja, está húmedo. El piso flotante ya no sirve y he llamado muchas veces a la empresa constructora y no me quieren responder ni dar solución, no me responden el teléfono y estamos pasándola súper mal”, sostuvo Gladys.
El agua y la humedad son tan graves, que la propia madre de Gladys, de 86 años de edad, debió abandonar este hogar donde era cuidada por su hija, ya que su enfermedad la mantiene postrada, siendo trasladada a otro inmueble familiar porque le era imposible soportar los inviernos con el piso inundado y el agua corriendo por toda la vivienda, y el exceso de humedad le agravaba su ya difícil condición de salud y potenciaba su angustia por la imposibilidad de valerse por sí misma.
“El agua sale desde el interior de las paredes y corre día y noche a los dormitorios, living y cocina hasta el patio, y en el invierno es peor. No he podido reparar mi casa porque es necesario romper las paredes y la cerámica, también hay que sacar el piso flotante, es decir significa destruir prácticamente la casa entera y yo no tengo los recursos, no tengo trabajo y vivo de la pensión de mi madre”, manifestó Gladys Jineo.
Añadió que a este problema del permanente escurrimiento de agua, se suma que al poco tiempo de habitado el inmueble, las puertas cedieron, dejando grandes espacios que permiten que los ratones infesten el hogar y hasta las manillas se encuentran en mal estado.
Recalcó que inicialmente, cuando el inmueble se encontraba relativamente recién construido, acudió personal de la empresa constructora a atender este problema de las manillas y las puertas, pero la solución que le dieron fue apretarlas con un desatornillador y clavar una tabla en la parte baja de la entrada, lo que significó un alivio que duró solamente unos pocos días y luego todos los desperfectos reaparecieron, pero de las cañerías rotas, que era lo más grave, jamás hubo solución alguna.
LLAMADO A LAS AUTORIDADES DE VIVIENDA
La consejera Ana María Soto se mostró impactada por las malas condiciones en que se encuentra esta familia y anunció que dará a conocer esta situación a las autoridades del Serviu, a quienes exigirá que atiendan el problema de este grupo familiar que es de escasos recursos y que se compone actualmente por tres adultos y cinco menores, quienes deben soportar vivir en el agua permanentemente.
“La casa la obtuvieron a través de un convenio del Ministerio de Vivienda con el Sernameg, pero lamentablemente, el inmueble ha significado más que un dolor de cabeza. Inmediatamente, en cuanto recibió la vivienda, comenzaron las fugas de agua y se mantienen todo el año”, afirmó.
Tras recorrer el inmueble, Ana María Soto pudo interiorizarse personalmente la situación de la familia y dijo que “está anegado el dormitorio, la cocina, el baño e incluso la salida al patio. Esto no es vida para una familia de ocho integrantes, además la empresa constructora ya ni siquiera les responde el teléfono”.
Finalmente, la consejera regional formuló un llamado a las autoridades de vivienda a fiscalizar los trabajos que efectúan estas empresas y pidió especial atención al problema por el que atraviesa esta familia.
“Indudablemente, junto con entregar estos antecedentes al seremi de Vivienda, solicitaré que se fiscalice a la empresa constructora, pues este tipo de situaciones no pueden ocurrir”, puntualizó.