Escribe: Marco Antonio Vásquez, ingeniero comercial, contador público y auditor; director de la carrera de Contador Público y Auditor de la Universidad de La Frontera y concejal por Temuco.
Qué fácil es opinar sobre el actuar y decisiones que toman otros. Es un acto gratuito que solo requiere que tu cerebro envíe la orden a las cuerdas vocales, generar la respiración optima y darle rienda suelta a nuestra lengua. En algunos casos damos el tiempo para que nuestras neuronas generen sinapsis, reflexionemos, ordenemos las ideas y luego emitir opinión, dejando fuera prejuicios y asumiendo mis comentarios con la respectiva empatía.
¿Cómo actúas? Para Miguel de Unamuno era “detestable esa avaricia intelectual que tienen los que, sabiendo algo, no procuran la transmisión de esos conocimientos”. Santo Tomas de Aquino nos invita a ser racionales en nuestras elecciones y decisiones. Acá el opinar nos convierte en un hombre libre. “El hombre tiene libre elección en la media en que es racional, comenta”.
Ser empático y ponerte en el lugar de otros es el inicio de este proceso de dar opinión. En la jerga popular consistiría en ponerte en los zapatos del otro.
El Informe final del Consejo Asesor para la cohesión Social, solicitado por el Ministerio de Desarrollo Social y Familia en Chile a fines del 2020, es claro en identificar dimensiones de calidad de vínculo social. Indica que esta se asocia con relaciones sociales, confianza entre las personas, trato digno y aceptación de la diversidad.
Este informe entrega cifras sorprendentes. Al consultar por amigos cercanos, los encuestados respondieron que en 10 año sus amistades bajaron de 4.3 personas en el 2006 a 3.5 en 2016. El contacto frecuente con vecinos evidenció que un 19% de los encuestados se junta socialmente con sus vecinos. Al consultar por redes para conversar temas importantes, un 31% de las personas encuestadas declaró contar con más de 5 interlocutores para conversar temas importantes en los últimos seis meses. El 7% respondió que no cuenta con nadie con quien conversar y un 25% señaló que solo tiene una persona con quien hablar. Las cifras anteriores se han visto deterioradas aún más con la pandemia y sus efectos posteriores.
Nuestro país y ciudad necesita que sus habitantes conversen, se comuniquen, generen cohesión social. Te invito a hacer el ejercicio. Busca un par de zapatos de alguien de tu entorno, póntelos y camina por algunos minutos. Podrás evidenciar lo incómodo que resulta avanzar usando zapatos ajenos.
Tuve la mala fortuna, en mi época de estudiante de cuarto medio, de ir a casa de una compañera a dar clases de matemáticas a su hermana que iba cursos más abajo en el liceo. Admiraba los zapatos sin cordones que tenía mi hermano mayor. Eran espectaculares, pero me quedaban grandes. Les puse algodón en las puntas, me los coloqué y fui a dar clases. Lamentablemente estas se efectuaron en un segundo piso. La subida de escalera fue sin problemas, pero en la bajada uno de los zapatos voló. Ahí aprendí que a cada pie su propio zapato.
Te invito a cambiar la forma en que emites opiniones. Tomate el tiempo de escuchar, se empático, reflexiona, ordena tus ideas, prepara tu respuestas y argumentos, por último, entrega con humildad y convicción tu opinión. Ponte en los zapatos del otro, así mejoraremos la cohesión social en Chile.