“Más que aumentar el tamaño del fondo, hemos impactado en lo social y económico, no solo a las startups, sino en la vida de millones de chilenos a lo largo del país”. Así destacó Rubén Hernández, uno de los cofundadores de Devlabs, el impacto que ha tenido en Chile la forma de hacer negocios y tecnología de Silicon Valley.
Rubén Hernández y José López, cofundadores de Devlabs, se iniciaron en el mundo de los negocios y la tecnología de Silicon Valley, desarrollando una startup de educación, que creció exponencialmente y luego vendieron. Con los ingresos comenzaron a hacer inversiones ángeles y decidieron en el año 2013 transformarse en un capital venture. Rubén Hernández es ingeniero ambiental con máster en negocios internacionales en la University of California y José López es ingeniero en software, con máster en negocios y estudios étnicos, también en la referida universidad.
En el 2015, se sumó al equipo Morelis Machado, quien gestiona el sector operativo financiero desde California, EE.UU.
SOLUCIONES
Según se explicó, la idea es invertir, de forma cooperativa, con otros fondos de inversión y guiarlos en su crecimiento para que desarrollan y vendan sus soluciones desde Chile hacia otros países. Sabían que como desarrolladores de tecnología no podrían generar los cambios que deseaban. Pero sí invirtiendo en emprendedores que quisieran impactar y realizar transformaciones profundas en el sector de salud, educación, financiero y turístico.
Hasta que decidieron ser ellos quienes salieran a buscar emprendedores en ecosistemas menos maduros. Chile para Rubén era una realidad conocida desde el año 2009, con la que se familiarizó como parte de las misiones comerciales que venían desde California.
El año 2016, realizaron un levantamiento de fondos, que se convertiría en el primer unicornio de Devlabs: Kushki Pagos, fintech ecuatoriana que entrega soluciones digitales para reducir el costo y complejidad de los pagos en línea. Devlabs continuó haciendo inversiones en Latinoamérica, poniendo su foco especialmente en Chile, lo que los llevó a solicitar una línea de crédito a CORFO para invertir en startups locales.
Todo este trabajo, los condujo a Temuco donde crearon espacios de trabajo. “Es un ecosistema consistente, universitario e innovador. Allí, conocimos a varios emprendedores que llevamos a Silicon Valley”, comentó Rubén Hernández, cofundador del fondo de inversiones.
En su opinión, en otras partes fuera de Santiago los negocios son diferentes, más pequeños, muy emprendedores y con una buena red de universidades. Eso hizo que sintieran atracción por Temuco. También evaluó que las menores facilidades de acceso a capital hace que las personas sean más emprendedoras e innovadoras.
NEGOCIOS
El foco de inversión de Devlabs son startups dedicadas a las industrias de agronegocios, educación, salud, turismo y tecnologías financieras y cuyo factor determinante se basa en personas con conocimiento y relación con la industria en la que trabajarán, especialmente con personas expertas en el desarrollo de softwares. Desde hace aproximadamente cuatro años que funcionan en sus oficinas ubicadas en callejón Massmann, sector céntrico de la capital regional de La Araucanía.
Algunas de las startups principales de su portafolio son:
- QVO, startup chilena que fue adquirida por Kushki Pagos, desarrollada por ecuatorianos y ahora es un unicornio. Se encarga de facilitar los pagos digitales.
- Altum Lab: startup chilena de inteligencia artificial para mejorar los procesos de distintas industrias.
- Videsk: startup chilena que creó el primer video contact center del mundo, que se puede implementar en distintas empresas del retail y el comercio.
- Colektia: startup chilena que desarrolló la primera agencia de cobranza basada en inteligencia artificial de América Latina.
- ComeS: startup chilena proveniente de Concepción que creó una plataforma para digitalizar las gestiones comerciales de pequeños productores de alimentos y agricultores del sur de nuestro país.
- Lirmi: startup chilena proveniente de Temuco que creó una plataforma integral para las escuelas y centros educativos. Fue desarrollada por el ingeniero civil Emerson Marin y la profesora Isabel Loncomil.